sábado, 30 de junio de 2018

"Consejos"

Antonio Machado (1912): Campos de Castilla

“Consejos”

Sabe esperar, aguarda que la marea fluya
—así en la costa un barco— sin que al partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;
porque la vida es larga y el arte es un juguete.

Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además, no importa. 

viernes, 29 de junio de 2018

"Vértigo"

Lorenzo Oliván (1996-2000): Puntos de fuga

“Vértigo”



Duermes al borde siempre

del mismo precipicio.



De pronto a veces saltas hacia atrás.



Y aunque por el momento te libras de caer,

no te libras del vértigo.



jueves, 28 de junio de 2018

"No conozco..."

Ada Salas (2007): Esto no es silencio

“No conozco unos ojos más limpios”

No conozco unos ojos más limpios
que los tuyos. Estás en ellos
y a la vez están
las cosas que tú ves
como las ves: el pájaro
no el vuelo. Y siempre te sorprendes
si te digo
las cosas que se dicen
los que aman. Me miras
y me enseñas
que el cuerpo del amor
-como tus ojos-
no precisa
palabras. Que es
-como tus ojos-
transparente. 

miércoles, 27 de junio de 2018

"De los placeres accesibles"

Gioconda Belli (2010): Mi íntima multitud

“De los placeres accesibles”

Detenerse en la heladería.
Círculos, túneles de colores tras el mostrador
y la dueña con la cuchara honda
escanciando la gélida dulzura sobre los barquillos
cuyo crujido mis dientes adivinan.

Con precisión imparto las instrucciones.
Pido el helado suave que sale voluptuoso de la máquina
el que me recuerda el Tastee Freeze
que estaba a media cuadra de la tienda de mi papá
en la Avenida Roosevelt.
Tiembla el cuerpo de pulido metal de la máquina
sobre el que se condensa la humedad
en una película opaca.
Del grifo desciende el grueso chorro de helado
a posarse sobre la vacía, seca concavidad,
que tiene sabor a hostias prohibidas.
Despacio, como la cintura de una mujer cuando baila
baja el helado de café. Lo cubre luego el de chocolate
más denso y oscuro.

Me siento sola en la heladería desierta
y empiezo con mi lengua a lamer los costados del alto cucurucho,
abandonándome a una infancia perversa. Hace calor.
Debo hacer mi trabajo con la debida fruición.
Pasar la lengua por la entera circunferencia,
de abajo arriba para que nada se derrame,
para que la superficie adquiera a todo derredor
la suavidad y tersura de un perfecto gorrito de duende polar e imaginario.

Cierro los ojos. Saboreo. Gozo

No sólo de pan
vive la mujer. 

martes, 26 de junio de 2018

"Hoy he descubierto mi primera cana"

Almudena Guzmán (2011): Zonas comunes

"Hoy he descubierto mi primera cana"

Hoy he descubierto mi primera cana.
Estaba examinando otra tragedia
incipiente,
las arrugitas de encima
de los labios,
y de repente la vi,
era ella sin duda,
una incursión de la nieve
en los dominios del rubio ceniza.

Y esto solo es el principio

Agamenón conquistará Troya.

lunes, 25 de junio de 2018

"Para vivir no quiero"

Pedro Salinas (1933), La voz a ti debida

“Para vivir no quiero”

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las
gentes del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
"Yo te quiero, soy yo".

domingo, 24 de junio de 2018

“El frío”

Karmelo IRIBARREN (2017 [2013]), Las luces interiores

“El frío”

Allí,
donde termina tu mirada,
empieza

el frío.

sábado, 23 de junio de 2018

“No volveré a ser joven”

Jaime GIL DE BIEDMA (1968), Poemas póstumos

“No volveré a ser joven”

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos ­
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra. 

viernes, 22 de junio de 2018

“Espejo, dime”

Luis GARCÍA MONTERO (1994), Además

“Espejo, dime”

Déjame que responda, lector, a tus preguntas,
mirándote a los ojos, con amistad fingida,
porque esto es la poesía: dos soledades juntas

y una experiencia noble de contarnos la vida.
Año cincuenta y ocho. Vine al mundo en Granada.
Mi carácter se hizo bajo una luz hendida

de calle estrecha, plaza, iglesia y campanada.
Pero ya la posguerra y el sueño provinciano
sufrían en los barrios la primera cornada

y crecí en la partida del constructor urbano,
barajadores, juego, apuestas y descarte,
ediles consentidos, juramentos en vano.

Esta ciudad ambigua me ha educado en el arte
de pasar mucho tiempo bajo la misma luna,
tal vez porque se vive de vuelta en cualquier parte,

tal vez porque no estuve jamás en parte alguna.
Un siglo, como todos, de víctimas y jueces
me ha tocado vivir. Mas tengo la fortuna

de ser como el otoño y he pagado con creces
el derecho a dudar de una flor en su rama.
También yo me he quedado desnudo muchas veces.

Otoño fugitivo, otoño que reclama
la tarea secreta de preparar la vida
y conmueve en penumbra la silenciosa trama

del futuro que busca una luz construida.
Hoy miro con prudencia las vueltas del camino,
ya me preocupa menos la tierra prometida.

No dudaré del mundo. Sólo me lo imagino
como una superficie de tintas. El dilema
es saber si los hombres controlan su destino,

igual que se controlan los versos de un poema.
Debería la historia corregir el diseño,
revisar galeradas, interpretar el lema

de los significados finales de su sueño.
Un sol menos herido, una ciudad más cuerda,
soledad en su justa medida y el empeño

de seguir trabajando para que no se pierda
lo que tienen de savia, redacción y presente
el adjetivo rojo y la palabra izquierda.

Volviendo a la poesía, os diré solamente
que procuro en mis versos sentir la melodía
de un bolero llamado final del siglo XX.

Me cansan los orfebres con su cristalería
y el irracionalismo que descansa en la hueca
vanidad de lo raro. Una sabiduría

más seca es la poesía. Busco el verso que peca
de impertinente y llama al corazón cerrado.
Es poco original, pero mi biblioteca

fue de Espronceda, Bécquer, don Antonio Machado,
Alberti y Luis Cernuda. He bebido en el agua
de Jaime Gil de Biedma y estuve fascinado

por Lorca, con su mundo del cuchillo y la enagua,
cuando el misterio hacía de íntimo enemigo
y la luna bajaba a mirarme en la fragua.

Y, claro está, poetas que vivieron conmigo
esos momentos en que la noche nos devora.
El hielo deshaciéndose, el alma de un amigo,

El reloj olvidado de marcarnos la hora.
Rafael, Ángel, Pepe, Álvaro, Paco, Jon,
Antonio, Luis Antonio, Justo, Javier, Aurora,

Abelardo y Felipe, Jesús, José Ramón,
Carlos y José Carlos, Jaime y José Agustín,
Fernando, Claudio, Fanny, Manolo, Sarrión,

Álex, Ramiro, Pere, Dionisio y Benjamín,
a vosotros que fuisteis conmigo partidarios
de la felicidad, en las noches sin fin,

con estos breves versos para mí necesarios
os quiero agradecer la compañía, el ciego
deseo de vivir y todos los salarios

de libertad que junto gastamos. Desde luego
mis amigos poetas suelen ser gente honrada,
una moral que pone las manos en el fuego.

Y por lo que concierne a mi vida privada,
alguna vez quisiera que la temperatura
estuviese, verano por invierno, templada

para que el corazón descanse su espesura.
Imagino las horas de otoñal paseante
y un paisaje sacado de la literatura.

El castaño rojizo bajo el azul tirante
del cielo. Ya se ve nieve en la sierra. Estoy
junto a un río de aguas sin prisa. Por delante

corre Irene, camina Maricarmen. Yo voy
distraído en los versos finales de un poema
que pudiera ser éste. Dudo, valoro, doy

sentido a las palabras. Con lentitud extrema
dejo que el verso vaya tejiendo sus preguntas,
procuro que los ritmos se acomoden al tema

y pienso en ti, lector, con amistad fingida,
porque esto es la poesía: dos soledades juntas
y una verdad que ordena tu vida con mi vida.