domingo, 31 de mayo de 2020

“¿Cómo va a ser tu día hoy?”

Mario Benedetti

“¿Cómo va a ser tu día hoy?”

Esta mañana desperté emocionado 
con todas las cosas que tengo que hacer 
antes que el reloj sonara.

Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante.
Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.

Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso
o puedo dar gracias porque las plantas están siendo regadas.

Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero
o puedo estar contento porque mis finanzas me empujan
a planear mis compras con inteligencia.

Hoy puedo quejarme de mi salud
o puedo regocijarme de que estoy vivo.

Hoy puedo lamentarme de todo
lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo
o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.

Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas
o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.

Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigos
o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar
o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela
o puedo abrir mi mente enérgicamente
y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.

Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar
o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente y cuerpo.

Hoy el día se presenta ante mí esperando a que yo le dé forma
y aquí estoy, soy el escultor.

Lo que suceda hoy depende de mí. Yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.

Que tengas un gran día… a menos que tengas otros planes….

sábado, 30 de mayo de 2020

“Pájaro errante y lírico”

Juan Ramón Jiménez (1911): La soledad sonora

“Pájaro errante y lírico”

Pájaro errante y lírico, que en esta floreciente
soledad de domingo, vagas por mis jardines,
del árbol a la yerba, de la yerba a la fuente
llenas de hojas de oro y caídos jazmines...
 ¿qué es lo que tu voz débil dice al sol de la tarde
que sueña dulcemente en la cristalería?
¿eres, como yo, triste, solitario y cobarde,
hermano del silencio y la melancolía?
 ¿Tienes una ilusión que cantar al olvido?
¿una nostaljia eterna que mandar al ocaso?
¿un corazón sin nadie, tembloroso, vestido
de hojas secas, de oro, de jazmín y de raso?

viernes, 29 de mayo de 2020

“Yo me moriré, y la noche (…) dormirá”

Juan Ramón Jiménez (1903): Arias tristes

“Yo me moriré, y la noche (…) dormirá”

Yo me moriré, y la noche
triste, serena y callada,
dormirá el mundo a los rayos 
de su luna solitaria.
Mi cuerpo estará amarillo,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.
No sé si habrá quien solloce
cerca de mi negra caja,
o quien me dé un largo beso
entre caricias y lágrimas.
Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y fragancias,
y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas.
Y sonará ese piano
como en esta noche plácida,
y no tendrá quien lo escuche
sollozando en la ventana.

jueves, 28 de mayo de 2020

“Adolescencia”

Juan Ramón Jiménez (1902): Rimas

Adolescencia”

En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
desde la dulce mañana
de aquel día éramos novios.
—El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño—.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.
—Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos—.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.

miércoles, 27 de mayo de 2020

“No sé si el mar es, hoy mi corazón”

Juan Ramón Jiménez (1916): Diario de un poeta recién casado

“No sé si el mar es, hoy mi corazón”

No sé si el mar es, hoy 
—adornado su azul de innumerables 
espumas—, 
mi corazón; si mi corazón —hoy 
adornada su grana de incontables 
espumas—, 
es el mar.
Entran, salen 
uno de otro, plenos e infinitos, 
como dos todos únicos. 
A veces, me ahoga el mar el corazón, 
hasta los cielos mismos. 
Mi corazón ahoga el mar, a veces, 
hasta los mismos cielos.

martes, 26 de mayo de 2020

“De la virtud del ave solitaria”

Ángeles Mora (1990): La dama errante

“De la virtud del ave solitaria”

Aunque quiso ocultarlo, 
ella vino a quedarse. 
Sin billete de vuelta 
y hasta sin equipaje. 

Lo supe en sus ojeras, 
su pelo desteñido. 
Me miró solamente. 
Sin hablar me lo dijo. 

Ella vino a quedarse. 
Ahora vive conmigo.

lunes, 25 de mayo de 2020

“Casi un cuento”

Ángeles Mora (1990): La dama errante

“Casi un cuento”

Él susurró que lo mejor sería
no enamorarse,
ella no le llevó la contraria,
para qué si se sabía vencida.
Ante todo se dejó acariciar
por sus manos manchadas de ternura.
Eso sí,
no se enamoró de sus manos.
Más tarde no impidió que sus labios
muy lentos la abrasaran,
pero tuvo cuidado,
no se enamoró de sus labios,
y aunque tampoco se opuso a que su lengua
la hiriera sin remedio,
no se enamoró de su lengua
ni de sus ojos ni de su voz
ni de la palidez que le subía a la cara
entre los besos,
esa palidez que a ella más y más la arañaba.
Pero tuvo cuidado y no se enamoró.
Para qué si se sabía vencida.
Una y otra vez volvieron a encontrarse.
Sin amor.
Eso sí,
felices como niños.

domingo, 24 de mayo de 2020

“Hoy”

Ángeles Mora (2001): Contradicciones, pájaros

“Hoy”

Cada noche me asomo 
a tus labios 
como si fuera ayer. 
Cada día a tu lado 
promesa de mañana. 
Hoy es siempre
todavía. 

sábado, 23 de mayo de 2020

“El infierno está en mí”

Ángeles Mora (2001): Contradicciones, pájaros

“El infierno está en mí”

Mi nombre es el desierto donde vivo. 
Mi destierro, el que me procuré.
Yo siempre estuve fuera, 
en otra parte siempre. 
Soy una extraña aquí. 
Solo tengo una fuerza, solo un secreto acaso:
esta voz que me escribe, 
el doble que me habita en el silencio. 

viernes, 22 de mayo de 2020

“Summertime”

Ángeles Mora (2000): Caligrafía de ayer

Summertime

Compañera del río. 
Vecina de la higuera. 
Equilibrista en el árbol 
que acerca las orillas. 
Amiga de la arena
y del mosquito. 
De la zarzamora. 
Visitante en el huerto prohibido, 
con la venia del sol
y del durazno. 
Exploradora en el cañaveral. 
Desaliñada, ay, 

jueves, 21 de mayo de 2020

“Fotografía con pátina II (Una cierta niñez)

Ángeles Mora (2000): Caligrafía de ayer

Fotografía con pátina II (Una cierta niñez)

Si al menos ellos, 
si miraran, tocaran el juguete tan solo. 
Pero fijaros 
cómo ven más allá, 
cómo están más hambrientos, 
cómo no cesan de acariciar
algo distante. 
Como si se asomaran 
a estos ojos –sus ojos o los míos–
entre mudas preguntas insufribles: 
¿qué has hecho con tu vida?
por ejemplo. 

miércoles, 20 de mayo de 2020

“Lo que soy para ti”

Juana de Ibarbourou (1919): Las lenguas de diamante

“Lo que soy para ti”

Cierva,
que come en tus manos la olorosa hierba.

Can
que sigue tus pasos doquiera que van.

Estrella
para ti doblada de sol y centella.

Fuente
que a tus pies ondula como una serpiente.

Flor
que para ti solo da mieles y olor.

Todo eso yo soy para ti,
mi alma en todas sus formas te di.
Cierva y can, astro y flor,
agua viva que glisa a tus pies,
Mi alma es
para ti,
Amor.

martes, 19 de mayo de 2020

“Las lenguas de diamante”

Juana de Ibarbourou (1919, 1923 y 1927):Las lenguas de diamante

“Las lenguas de diamante”

Bajo la luna llena, que es una oblea de cobre,
vagamos taciturnos en un éxtasis vago,
como sombras delgadas que se deslizan sobre
las arenas de bronce de la orilla del lago.
Silencio en nuestros labios una rosa ha florido.
¡Oh, si a mi amante vencen tentaciones de hablar!,
la corola, deshecha, como un pájaro herido,
caerá, rompiendo el suave misterio sublunar.
¡Oh dioses, que no hable! ¡Con la venda más fuerte
que tengáis en las manos, su acento sofocad!
¡Y si es preciso, el manto de piedra de la muerte
para formar la venda de su boca, rasgad!
Yo no quiero que hable. Yo no quiero que hable.
Sobre el silencio éste, ¡qué ofensa la palabra!
¡Oh lengua de ceniza! ¡Oh lengua miserable,
no intentes que ahora el sello de mis labios te abra!
¡Bajo la luna-cobre, taciturnos amantes,
con los ojos gimamos, con los ojos hablemos.
Serán nuestras pupilas dos lenguas de diamantes
movidas por la magia de diálogos supremos.

lunes, 18 de mayo de 2020

“Rebelde”

Juana de Ibarbourou (1919): Las lenguas de diamante

“Rebelde”

Caronte: yo seré un escándalo en tu barca
Mientras las otras sombras recen, giman o lloren,
Y bajo sus miradas de siniestro patriarca
Las tímidas y tristes, en bajo acento, oren,
Yo iré como una alondra cantando por el río
Y llevaré a tu barca mi perfume salvaje
E irradiaré en las ondas del arroyo sombrío
Como una azul linterna que alumbrara en el viaje.
Por más que tu no quieras, por más guiños siniestros
Que me hagan tus dos ojos, en el terror maestros,
Caronte, yo en tu barca seré como un escándalo.
Y extenuada de sombra, de valor y de frío,
Cuando quieras dejarme a la orilla del río,
Me bajarán tus brazos cual conquista de vándalo.

domingo, 17 de mayo de 2020

“Yo me pregunto a veces si la noche”

Claudio Rodríguez (1953): Don de la ebriedad
“Yo me pregunto a veces si la noche”
II
Yo me pregunto a veces si la noche
se cierra al mundo para abrirse o si algo
la abre tan de repente que nosotros
no llegamos a su alba, al alba al raso
que no desaparece porque nadie
la crea: ni la luna, ni el sol claro.
Mi tristeza tampoco llega a verla
tal como es, quedándose en los astros
cuando en ellos el día es manifiesto
y no revela que en la noche hay campos
de intensa amanecida apresurada
no en germen, en luz plena, en albos pájaros.
Algún vuelo estar  quemando el aire,
no por ardiente sino por lejano.
Alguna limpidez de estrella bruñe
los pinos, bruñirá  mi cuerpo al cabo.
¿Qué puedo hacer sino seguir poniendo
la vida a mil lanzadas del espacio?
Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto,
un resplandor aéreo, un día vano
para nuestros sentidos, que gravitan
hacia arriba y no ven ni oyen abajo.
Como es la calma un yelmo para el río
así el dolor es brisa para el  álamo.
Así yo estoy sintiendo que las sombras
abren su luz, la abren, la abren tanto,
que la mañana surge sin principio
ni fin, eterna ya desde el ocaso.

sábado, 16 de mayo de 2020

“La encina, que conserva más un rayo”

Claudio Rodríguez (1953): Don de la ebriedad
“La encina, que conserva más un rayo”
         III
La encina, que conserva más un rayo
de sol que todo un mes de primavera,
no siente lo espontáneo de su sombra,
la sencillez del crecimiento; apenas
si conoce el terreno en que ha brotado.
Con ese viento que en sus ramas deja
lo que no tiene música, imagina
para sus sueños una gran meseta.
Y con qué rapidez se identifica
con el paisaje, con el alma entera
de su frondosidad y de mí mismo.
Llegaría hasta el cielo si no fuera
porque aún su sazón es la del árbol.
Días habrá en que llegue. Escucha mientras
el ruido de los vuelos de las aves,
el tenue del pardillo, el de ala plena
de la avutarda, vigilante y claro.
Así estoy yo. Qué encina, de madera
más oscura quizá que la del roble,
levanta mi alegría, tan intensa
unos momentos antes del crepúsculo
y tan doblada ahora. Como avena
que se siembra a voleo y que no importa
que caiga aquí o allí si cae en tierra,
va el contenido ardor del pensamiento
filtrándose en las cosas, entreabriéndolas,
para dejar su resplandor y luego
darle una nueva claridad en ellas.
Y es cierto, pues la encina ¿qué sabría
de la muerte sin mí? ¿Y acaso es cierta
su intimidad, su instinto, lo espontáneo
de su sombra más fiel que nadie? ¿Es cierta
mi vida así, en sus persistentes hojas
a medio descifrar la primavera?

viernes, 15 de mayo de 2020

“Poema 6”

Pablo Neruda (1924): Veinte poemas de amor y una canción desesperada
“Poema 6”
A Albertina Azócar

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

jueves, 14 de mayo de 2020

“Lamento por el sapo de Stanley Hook”

Juan Gelman (1969): Los poemas de Sidney West
“Lamento por el sapo de Stanley Hook”
stanley hook llegó a Melody Spring un jueves de noche con un sapo en la mano
“oh sapo” le decía “sapito mío íntimo mortal y moral y coral
no preocupado por esta finitud
no sacudido por triste condición furiosa” le decía
“oh caballito cantor de la humedad o pedazo esmeralda”
le decía stanley hook al sapo que llevaba en la mano
y todos comprendieron que él amaba al sapo que llevaba en la mano
más allá de accidentes geográficos sociológicos demográficos climáticos
más allá de cualquiera condición
“oye mío” le decía “hay muerte y vida día y noche sombra y luz”
decía stanley hook “y sin embargo te amo sapo
como amaba a las rosas tempranas esa mujer de Lesbos
pero más y tu olor es más bello porque te puedo oler”
decía stanley hook y se tocaba la garganta
como raspándose el crepúsculo que entraba y avanzaba y le ponía el pecho gris
gris la memoria feo el corazón
“oye sapo” decía mostrándole el suelo
“los parientes de abajo también están divididos ni siquiera se hablan”
decía stanley hook “qué bárbara tristeza” decía ante el asombro popular
los brillos del silencio popular
que se ponía como un sol
esa noche naturalmente stanley hook se murió
antes les dio terribles puñetazos a las paredes de su cuarto en representación de sí mismo
mientras el sapo sólo el sapo todo el sapo
seguía con el jueves
todo esto es verdad:
hay quien vive como si fuera inmortal
otros se cuidan como si valieran la pena
y el sapo de stanley hook se quedó solo

miércoles, 13 de mayo de 2020

“Ya hay un español que quiere”

Antonio Machado (1912): Proverbios y cantares

“Ya hay un español que quiere”

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza
entre una España que muere 
y otra España que bosteza. 
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas 
ha de helarte el corazón.

martes, 12 de mayo de 2020

“Glosa del mote”

Jorge Manrique 


“Glosa del mote. Ni miento ni me arrepiento”

 Glosa del mote.

Ni miento ni me arrepiento.
Ni miento ni me arrepiento,
ni digo ni me desdigo,
ni estoy triste ni contento,
ni reclamo ni consiento,
ni fío ni desconfío;
ni bien vivo ni bien muero,
ni soy ajeno ni mío,
ni me venzo ni porfío,
ni espero ni desespero.
Conmigo solo contiendo
en una fuerte contienda,
y no hallo quién me entienda
ni yo tampoco me entiendo;
entiendo y sé lo que quiero,
mas no entiendo lo que quiera
quien quiere siempre que muera
sin querer creer que muero.

lunes, 11 de mayo de 2020

“Castillo de amor”

Jorge Manrique

“Castillo de amor”

          I

Hame tan bien defendido,
señora, vuestra memoria
de mudanza,
que jamás, nunca, ha podido
alcanzar de mi victoria
olvidanza:
porque estáis apoderada
vos de toda mi firmeza
en tal son,
que no puede ser tomada
a fuerza mi fortaleza
ni a traición.

          II

La fortaleza nombrada
está en los altos alcores
de una cuesta,
sobre una peña tajada,
maciza toda de amores,
muy bien puesta:
y tiene dos baluartes
hacia el cabo que ha sentido
el olvidar,
y cerca a las otras partes,
un río mucho crecido,
que es membrar.

          III

El muro tiene de amor,
las almenas de lealtad,
la barrera
cual nunca tuvo amador,
ni menos la voluntad
de tal manera;
la puerta de un tal deseo,
que aunque esté del todo entrada
y encendida,
si presupongo que os veo,
luego la tengo cobrada
y socorrida.

          IV

Las cavas están cavadas
en medio de un corazón
muy leal,
y después todas chapadas
de servicios y afición
muy desigual;
de una fe firme la puente
levadiza, con cadena
de razón,
razón que nunca consiente
pasar hermosura ajena
ni afición.

          V

Las ventanas son muy bellas,
y son de la condición
que dirá aquí:
que no pueda mirar de ellas
sin ver a vos en visión
delante mí;
mas no visión que me espante,
pero póneme tal miedo,
que no oso
deciros nada delante,
pensando ser tal denuedo
peligroso.

          VI

Mi pensamiento -que está
en una torre muy alta,
que es verdad-
sed cierta que no hará,
señora, ninguna falta
ni fealdad;
que ninguna hermosura
ni buen gesto,
no puede tener en nada
pensando en vuestra figura
que siempre tiene pensada
para esto.

          VII

Otra torre, que es ventura,
está del todo caída
a todas partes,
porque vuestra hermosura
la ha muy recio combatida
con mil artes,
con jamás no querer bien,
antes matar y herir
y desamar
un tal servidor, a quien
siempre debiera guarir
y defensar.

          VIII

Tiene muchas provisiones
que son cuidados y males
y dolores,
angustias, fuertes pasiones,
y penas muy desiguales
y temores,
que no pueden fallecer
aunque estuviese cercado
dos mil años,
ni menos entrar placer
a do hay tanto cuidado
y tantos daños.

          IX

En la torre de homenaje
está puesto toda hora
un estandarte,
que muestra por vasallaje
el nombre de su señora
a cada parte;
que comienza como más
el nombre y como valer
el apellido,
a la cual nunca jamás
yo podré desconocer
aunque perdido.

          X

FIN

A tal postura os salgo
con muy firme juramento
y fuerte jura,
como vasallo hidalgo
que por pesar ni tormento
ni tristura,
a otro no lo entregar
aunque la muerte esperase
por vivir,
ni aunque lo venga a cercar
el Dios de amor, y llegase
a lo pedir.

domingo, 10 de mayo de 2020

“Estaciones de Stony Brook”

Jorge Carrera Andrade (1972): Vocación terrena

“Estaciones de Stony Brook”

IV
La ardilla arde en el árbol.
El grito del pájaro ayuda a morir al día.
La ardilla busca su refugio perdido.
La tentación del fruto se interpone en la senda.
Poniente rojizo madriguera de ardillas.
En el pecho del hombre se oculta
una ardilla asustada. La ardilla devora un corazón de cereza.
La cola felpuda de la sombra pasa
sobre los objetos.
En el árbol estremecido
arde la ardilla
desciende un peldaño
baja otra vez
aviva su fuego
saltarín
limpia el polvo de las hojas
pone en fuga al pájaro que ayude a morir al día.

sábado, 9 de mayo de 2020

“Los abuelos”

Miguel D’Ors (1972):Del amor, del olvido
“Los abuelos”

El abuelo era blanco; conocía
dos cuevas y sabía seguir huellas de lobo.
La abuela era menuda y tibia como un nido:
jugábamos a pájaros con ella.
…Y, alrededor, los dos llevaban como
un contorno de campos y palomas:
cruzaban el umbral y parecía
que con ellos entraba el verano en la casa;
al contarnos los cuentos, en sus voces
oíamos molinos y cuervos alejándose
y hasta en las mismas ropas nos traían
un recuerdo fragante, un recuerdo lluvioso
del heno y la retama…
…Y el abuelo, qué manos de valiente,
qué venas, retorcidas como parras;
las ganas que me daban
de cumplir en un día sesenta y cuatro años
para tener dos manos como aquéllas…
Luego, la abuela, aquellas zapatillas
de nube que llevaba,
aquel ir y venir, como volando,
de la escoba al misal, de sus gallinas
a las sábanas frescas,
de la labor de lana a los geranios,
del pan a las mejillas de sus nietos…
que entonces, suavemente, quedábamos dormidos
creyendo que la abuela no se acostaba nunca.

viernes, 8 de mayo de 2020

“No inútilmente”

José Ángel Valente (1966):La memoria y los signos
“No inútilmente”
Contemplo yo a mi vez la diferencia
entre el hombre y su sueño de más vida,
la solidez gremial de la injusticia,
la candidez azul de las palabras.
No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
que no son suficientes las palabras
para hacernos más libres.
Te respondo
que todavía no sabemos
hasta cuándo o hasta dónde
puede llegar una palabra,
quién la recogerá ni de qué boca
con suficiente fe
para darle su forma verdadera.
Haber llevado el fuego un solo instante
razón nos da de la esperanza.
Pues más allá de nuestro sueño
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día el viento precipita
sobre la tierra
para cambiar, no inútilmente, el mundo.

jueves, 7 de mayo de 2020

“Amémonos”

Juana de Ibarbourou
“Amémonos”

Bajo las alas rosa de este laurel florido,
amémonos. El viejo y eterno lampadario
de la luna ha encendido su fulgor milenario
y este rincón de hierba tiene calor de nido.

Amémonos. Acaso haya un fauno escondido
junto al tronco del dulce laurel hospitalario
y llore al encontrarse sin amor, solitario,
mirando nuestro idilio frente al prado dormido.

Amémonos. La noche clara, aromosa y mística
tiene no sé qué suave dulzura cabalística.
Somos grandes y solos sobre el haz de los campos

y se aman las luciérnagas entre nuestros cabellos,
con estremecimientos breves como destellos
de vagas esmeraldas y extraños crisolampos.

miércoles, 6 de mayo de 2020

“Elogio de la mujer chiquita”

uan Ruiz, arcipreste de Hita (siglo XIV): Libro de Buen Amor

“Elogio de la mujer chiquita” 

Quiero abreviar, señores, esta predicación
porque siempre gusté de pequeño sermón
y de mujer pequeña y de breve razón,
pues lo poco y bien dicho queda en el corazón.

De quien mucho habla, ríen; quien mucho ríe es loco;
hay en la mujer chica amor grande y no poco.
Cambié grandes por chicas, mas las chicas no troco.
Quien da chica por grande se arrepiente del troco.

De que alabe a las chicas el Amor me hizo ruego;
que cante sus noblezas, voy a decirlas luego.
Loaré a las chiquitas, y lo tendréis por juego.
¡Son frías como nieve y arden más que el fuego!

Son heladas por fuera pero, en amor, ardientes;
en la cama solaz, placenteras, rientes,
en la casa, hacendosas, cuerdas y complacientes;
veréis más cualidades tan pronto paréis mientes.

En pequeño jacinto yace gran resplandor,
en azúcar muy poco yace mucho dulzor,
en la mujer pequeña yace muy gran amor,
pocas palabras bastan al buen entendedor.

Es muy pequeño el grano de la buena pimienta,
pero más que la nuez reconforta y calienta:
así, en mujer pequeña, cuando en amor consienta,
no hay placer en el mundo que en ella no se sienta.

Como en la chica rosa está mucho color,
Como en oro muy poco, gran precio y gran valor,
como en poco perfume yace muy buen olor,
así, mujer pequeña guarda muy gran amor.

Como rubí pequeño tiene mucha bondad,
color virtud y precio, nobleza y claridad,
así, la mujer chica tiene mucha beldad,
hermosura y donaire, amor y lealtad.

Chica es la calandria y chico el ruiseñor,
pero más dulce cantan que otra ave mayor;
la mujer, cuando es chica, por eso es aún mejor,
en amor es más dulce que azúcar y que flor.

Son aves pequeñuelas papagayo y orior,
pero cualquiera de ellas es dulce cantador;
gracioso pajarillo, preciado trinador,
como ellos es la dama pequeña con amor.

Para mujer Pequeña no hay comparación:
terrenal paraíso y gran consolación,
recreo y alegría, placer y bendición,
mejor es en la prueba que en la salutación.

Siempre quise a la chica más que a grande o mayor;
¡escapar de un mal grande nunca ha sido un error!
Del mal tomar lo menos, dícelo el sabidor,
por ello, entre mujeres, ¡la menor es mejor!

martes, 5 de mayo de 2020

“Pasando yo una mañana el puerto de Malangosto”

Juan Ruiz, arcipreste de Hita (siglo XIV): Libro de Buen Amor

“Pasando yo una mañana el puerto de Malangosto”

Pasando yo una mañana
el puerto de Malangosto
asaltóme una serrana
tan pronto asomé mi rostro.
-«Desgraciado, ¿dónde andas?
¿Qué buscas o qué demandas
por aqueste puerto angosto?»

Contesté yo a sus preguntas:
-«Me voy para Sotos Albos»
Dijo: -«¡El pecado barruntas
con esos aires tan bravos!
Por aquesta encrucijada
que yo tengo bien guardada,
no pasan los hombres salvos.»

Plantóseme en el sendero
la sarnosa, ruin y fea,
dijo: -«¡Por mi fe, escudero!
aquí me estaré yo queda;
hasta que algo me prometas,
por mucho que tú arremetas,
no pasarás la vereda.»

Díjele: -«¡Por Dios, vaquera,
no me estorbes la jornada!
deja libre la carrera;
para ti no traje nada.»
Me repuso: -«Entonces torna,
por Somosierra trastorna,
que aquí no tendrás posada.»

Y la Chata endiablada,
¡que San Julián la confunda!
arrojóme la cayada
y, volteando su honda,
dijo afinando el pedrero:
-«¡Por el Padre verdadero,
tú me pagas hoy la ronda!»

Nieve había, granizaba,
hablóme la Chata luego
y hablando me amenazaba:
-«¡Paga o ya verás el juego!»
Dije yo:-«¡Por Dios, hermosa,
deciros quiero una cosa,
pero sea Junto al fuego!»

-«Yo te llevaré a mi casa
y te mostraré el camino,
encenderé fuego y brasa
y te daré pan y vino.
Pero ¡a fe!, promete algo
y te tendré por hidalgo.
¡Buena mañana te vino!»

Yo, con miedo y arrecido,
le prometí un garnacha
y ofrecí, para el vestido,
un prendedor y una plancha.
Dijo: -«Yo doy más, amigo.
¡Anda acá, vente conmigo,
no tengas miedo a la escarcha!».

Cogióme fuerte la mano
y en su pescuezo la puso,
como algún zurrón liviano
llevóme la cuesta ayuso.
-«¡Desgraciado!, no te espantes,
que bien te daré que yantes
como es en la tierra uso.»

Me hizo entrar mucha aína
en su venta, con enhoto;
y me dio hoguera de encina,
mucho conejo de Soto,
buenas perdices asadas,
hogazas mal amasadas
y buena carne de choto.

De vino bueno un cuartero,
manteca de vacas, mucha,
mucho queso de ahumadero,
leche, natas y una trucha;
después me dijo: -«¡Hadeduro!,
comamos de este pan duro,
luego haremos una lucha.»

Cuando el tiempo fue pasando,
fuime desentumeciendo;
como me iba calentando
así me iba sonriendo.
Observóme la pastora;
dijo: --«Compañero, ahora
creo que voy entendiendo».

La vaqueriza, traviesa,
dijo: «Luchemos -un rato,
levántate ya, de priesa;
quítate de encima el hato» .
Por la muñeca me priso,
tuve que hacer cuanto quiso,
¡creo que me fue barato!

lunes, 4 de mayo de 2020

“La higuera”

Juana de Ibarbourou

“La higuera”

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos, que nunca
de apretados capullos se viste...
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
"Es la higuera el mas bello
de los árboles todos del huerto".
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡Que dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
"Hoy a mí me dijeron hermosa".