Juan Meléndez Valdés
“Las armas del amor”
De tus doradas hebras, mi señora,
Amor formó los lazos para asirme;
de tus lindos ojuelos, para herirme
las flechas y la llama abrasadora.
Tu dulce boca que el carmín colora
su púrpura le dio para rendirme;
tus manos, si al encanto quise huirme,
nieve, que en fuego se me vuelve ahora.
Tu voz suave, tu desdén fingido
y el alto seno, do el placer se anida,
pábulo añaden al ardor primero.
Amor con tales armas me ha rendido;
¡Ay, armas celestiales! ¡Ay mi vida!
Yo soy, yo quiero ser tu prisionero.