Francisco Brines (1960): Las brasas
“La sombra de la tierra…”
La
sombra de la tierra va creciendo,
sube
los aires, y la noche queda
sobre
el alto tejado de la casa.
Se
ensombrece el naranjo, y azahares
huelen
por el desván, pesan los muros
y el
hombre que la habita se detiene
para
pensar vanos recuerdos. Oye
cómo
riegan los nardos, su jardín
ve
que se vuelca por las tapias bajas,
limoneros
doblando caminos.
Vuelven
las estaciones del destierro,
y dormita
el sillón, y los papeles
sin
resplandor sobre la mesa vieja.
Es
la hora de otoño de este día,
la
hora de la luz en las ventanas
desde
el camino de las piedras, hombre
que
siente ya madura su cabeza,
destruido
el cabello y el cansancio.
Meditación
inútil, cuando pronto
dejará
de vivir en esta casa
y
olvidarán su nombre, cuando piensa
que nada le ha quedado de la vida.
que nada le ha quedado de la vida.
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