miércoles, 31 de octubre de 2018

“¡Ay, Dios!”

Almudena Guzmán (1998): Calendario

“¡Ay, Dios!”

¡Ay, Dios!
¿qué puedo hacer
si por más que me canso y me duelo
recogiendo espinos
no se me van estas ganas
que tengo de amigo?

martes, 30 de octubre de 2018

“Guijarro”

José Jiménez Lozano (2010): La estación que gusta al cuco

“Guijarro”

Lisura de guijarro,
como un delicado cutis,
hechura de los siglos,
mineral silencio,
¡tan enorme y tan breve!

lunes, 29 de octubre de 2018

“Caracol”

José Jiménez Lozano (2010): La estación que gusta al cuco

“Caracol”

Todas las primaveras,
despacito, despacito,
el caracol lleva a su casa
a ver el mundo.  

domingo, 28 de octubre de 2018

“Al alba”

Almudena Guzmán (1998): Calendario

“Al alba”

Al alba
la soledad es tan bella y tan fría
como el rocío que se duerme
en las plumas de los pájaros.

Quisiera abrir la ventana
y enredarme en la hierba rojiza
de este sol de invierno que apenas ha nacido
y que ya duele.

Convertirme en raíz
y llegar con la lluvia
hasta el fondo del vientre del bosque.

Tocar la rosa que me espera
detrás de la niebla. 

sábado, 27 de octubre de 2018

“Hipatia de Alejandría”

Almudena Guzmán (2011): Zonas comunes

“Hipatia de Alejandría”

Quién pudiera exfoliar el pensamiento
con un guante de crin
y dejarlo tan claro y tan suave,
tan dulce y tan fresco
como los albaricoques. 

viernes, 26 de octubre de 2018

“Cleopatra en la sección de baño de El Corte Inglés”

Almudena Guzmán (2011): Zonas comunes

“Cleopatra en la sección de baño de El Corte Inglés”

Todos los veranos la misma historia.

La luz áspera del probador,
el bikini sobre la braga,
los pelos en las piernas.

Estás hecha un cuadro.

De Munch.

jueves, 25 de octubre de 2018

“Llagas de amor”

Federico García Lorca (1981): Sonetos del amor oscuro

“Llagas de amor”

Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia. 

miércoles, 24 de octubre de 2018

“Noche del amor insomne”

Federico García Lorca (1981): Sonetos del amor oscuro

“Noche del amor insomne”

Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena

Noche abajo los dos. Cristal de pena,
llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías
sobre tu débil corazón de arena.

La aurora nos unió sobre la cama,
las bocas puestas sobre el chorro helado
de una sangre sin fin que se derrama.

Y el sol entró por el balcón cerrado
y el coral de la vida abrió su rama
sobre mi corazón amortajado. 

martes, 23 de octubre de 2018

“Soneto de la dulce queja”

Federico García Lorca (1981): Sonetos del amor oscuro

“Soneto de la dulce queja”

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.

No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado. 

lunes, 22 de octubre de 2018

“Tres cosas me tienen preso”

Baltasar de Alcázar

“Tres cosas me tienen preso”

Tres cosas me tienen preso
de amores el corazón,
la bella Inés, el jamón
y berenjenas con queso.

Esta Inés, amantes, es
quien tuvo en mí tal poder,
que me hizo aborrecer
todo lo que no era Inés.

Trájome un año sin seso,
hasta que en una ocasión
me dio a merendar jamón
y berenjenas con queso.

Fue de Inés la primer palma,
pero ya júzgase mal
entre todos ellos cuál
tiene más parte en mi alma.

En gusto, medida y peso
no le hallo distinción,
ya quiero Inés, ya jamón,
ya berenjenas con queso.

Alega Inés su beldad,
el jamón que es de Aracena,
el queso y berenjena
la española antigüedad.

Y está tan fiel en el peso
que juzgado sin pasión
todo es uno: Inés, jamón,
y berenjenas con queso.

A lo menos este trato
de estos mis nuevos amores,
hará que Inés sus favores,
me los venda más barato.

Pues tendrá por contrapeso
si no hiciere razón,
una lonja de jamón
y berenjenas con queso. 

domingo, 21 de octubre de 2018

“Pedía, reina, un soneto”

Diego de Mendoza

“Pedía, reina, un soneto”

Pedís, reina, un soneto. Yo lo hago.
El primer verso y el segundo he hecho;
si el tercero me sale de provecho,
con otro verso el un cuarteto os pago.

Ya llego al quinto. ¡España! ¡Santiago!
¡Fuera, que entro en el sexto! ¡Sus, buen pecho!
Si del séptimo salgo, gran derecho
tengo a salir con vida de este trago.

Ya tenemos a un cabo los cuartetos:
¿Qué me decís, señora? ¿No ando bravo?
Mas sabe Dios si temo los tercetos.

Y si bien con este soneto acabo,
nunca en toda mi vida más sonetos.
Ya de este, ¡gloria a Dios!, he visto el cabo. 

sábado, 20 de octubre de 2018

“Yo acuerdo revelaros un secreto”

Baltasar de Alcázar

“Yo acuerdo revelaros un secreto”

Yo acuerdo revelaros un secreto
en un soneto, Inés, bella enemiga;
mas, por buen orden que yo en esto siga,
no podrá ser en el primer cuarteto.

Venidos al segundo, yo os prometo
que no se ha de pasar sin que os lo diga;
mas estoy hecho, Inés, una hormiga,
que van fuera ocho versos del soneto.

Pues ved, Inés, qué ordena el duro hado,
que teniendo el soneto ya en la boca
y el orden de decillo ya estudiado,

conté los versos todos y he hallado
que, por la cuenta que a un soneto toca,
ya este soneto, Inés, es acabado. 

viernes, 19 de octubre de 2018

“Voy a hacer un soneto”

Tomás J. González Carvajal

“Voy a hacer un soneto”

Voy a hacer un soneto, porque ahora
de sonetos está la musa mía,
que hay quien muda dictamen cada día,
y mi musa lo muda cada hora.

No es mucho ser mudable, si es señora;
y yo, que le conozco la manía,
temo, si me descuido, que se ría
de mí, porque es un tanto burladora.

Pues que si rematado aquel cuarteto
se le antoja una décima u octava,
no hay que acordarse más de tal soneto.

Mas, loado sea Dios, que ya se acaba,
en añadiendo al último terceto
este verso, no más, que le faltaba. 

jueves, 18 de octubre de 2018

“La vida es soneto”

José María Rojas Garrido

“La vida es soneto”

Hizo Lope de Vega un buen soneto
sin decir nada, de orden de Violante,
y así es la vida, en el primer cuarteto
canta la juventud saliendo avante.

En la edad varonil, el hombre inquieto,
que lucha en pos del bien, rima incesante
pensando, iluso, conseguir su objeto,
y es una octava el porvenir brillante.

Llega la ancianidad, y el gran sujeto
de tanta inspiración surge triunfante:
¡es la muerte que asoma en el terceto!

Da la vida el reflejo agonizante,
y el final de la estrofa es un secreto...
De la cuna al sepulcro es consonante. 

miércoles, 17 de octubre de 2018

“Soneto del olifante”

Luis Alberto de Cuenca (2014): Cuaderno de vacaciones

“Soneto del olifante”

¡Un olifante, pronto, que me muero!
Debí hacerlo sonar cuando las cosas
Aún no estaban tan mal, y las baldosas
Amarillas guiaban al viajero.

¡Sacadme de este sórdido agujero!
¡Quitadme estas cadenas espantosas!
Duro es vivir sin dioses y sin diosas,
de la abyecta razón vil prisionero.

Si me proporcionáis ese olifante
Tal vez vuelva la fe a mi templo en ruinas,
vieja y nueva a la vez, desafiante.

Y quizá halle cobijo en las divinas
enseñanzas del mórbido habitante
de la cruz, rey de reyes y de espinas. 

martes, 16 de octubre de 2018

“La chica de las mil caras”

Luis Alberto de Cuenca (1972): Elsinore

“La chica de las mil caras”

Todo tu cuerpo es un inmenso brote de espinas,
pero las aves siguen comiendo en tus manos
y cantan en el bosque como si nada.
Por las noches me enseñas el universo:
hoy han sido las costas de Islandia,
la Edda de Snorri y la promesa de Winland.
Como tu cuerpo está erizado de agujas,
necesito almohadones para amarte;
luego despierto enganchado a tus labios,
cuando el sol es un punto negro en el cielo.
Si hablas, tu voz es una cascada
que arrastra cadáveres y policías de uniforme.
Hablas en verso, como Ovidio y Lope,
como el precoz escaldo Egil Skallagrimsson.
A veces te interrumpo. Tus besos llevan oro,
como las Noches de Stevenson o de Mardrus.
Son algo tan brillante. Como una nueva infancia.
No sé si tu destino es catalogar manuscritos,
si has sido bibliotecaria en Alejandría.
Un día vi cómo perseguías a un jabalí en Dordoña
(esa noche soñé con el Monarca Oscuro).
Podría hacerte un lecho de lirios o de rosas,
aunque preferiría cubrirte de alacranes.
Luego descifraríamos papiros mágicos y emblemas.
No sé cómo decirte lo mucho que te amo.
Hace siglos que desaparecieron los torneos.
Jesús sigue muriendo cada día. Hasta cuándo.
Pero Clodoveo decía que el Gólgota no sería famoso
si él hubiese estado allí, en Jerusalén, con sus francos...

Antes leíamos novelas bizantinas, escuchábamos discos,
no encendías jamás la luz en el desván.
Me parecía haber vivido dos veces los momentos
y bebía del suave terminarse de tus ojos.
Algunos dioses se nos antojaban ridículos:
Júpiter, por ejemplo, todos los que mandaban.
Pero las ninfas de las fuentes, los elfos, los dragones,
Mae West y Miriam Hopkins compensaban la perdida.
Hacer versos, nadar, dar de comer a un pájaro,
ejercer de sportwoman como Diana Palmer.
Buscábamos tesoros en el jardín de tus abuelos,
bajo ese sol de Heráclito que sigue sin ponerse,
con una Jolly Roger ceñida a la cintura,
saqueando glorietas y naufragando en la piscina.

Y ahora que está aquí, mi amor,
tú que eres todas las mujeres,
no sé si voy a ser capaz
de recordarte y recordarme.
Todos vivimos, a la postre,
en una especie de prisión
de la que no podemos salir,
en la que nadie puede entrar.
Pero consta en el Libro Único
que, a pesar de espinas y agujas,
nos amamos alguna vez
y nos amaremos tú y yo.

lunes, 15 de octubre de 2018

“Ofrenda de imposibles”

Felipe Benítez Reyes (2006): La misma luna (Poemas, 2000-2006)

“Ofrenda de imposibles”

¿Tienen llave los bosques?

Aquí tienes la llave
del bosque que no supe custodiar,
la arboleda que arde
como las crines de cientos de caballos de púrpura aterrados,
la luna visitante de los ríos,
los palacios de musgo,
la soga de la horca de un druida,
el libro sin palabras que los vientos
escriben a su paso por las ramas.

¿Tienen sombra los mares?

Te he traído la entraña
del dragón subacuático que alienta en todo sueño,
los cofres de tesoros sepultados
que son oro y son plata y valen lo que el humo,
la sirena que a veces imagina
la desolación esmaltada de las zapaterías a medianoche.

Te he traído este barco,
pequeño como la inmortalidad de una ola
que rompe para ser frase de espuma
y esculpir en la arena
que se va todo y vuelve.

¿Tiene dueño la luna?

La eterna y fugitiva,
aquí la tienes.

Y su blancura etérea,
mutante a la deriva por los cielos.

Y el aullido soprano del licántropo,

la vanidad hermética de las estrellas,

las nubes que mendigan realidad.

He traído el cadáver del tiempo entre las manos
para que veas de cerca el cuerpo del delito,
la fuente murmurante, la turbia fontefrida
de este desasosiego que en el fondo no es nada,
sino yo. 

domingo, 14 de octubre de 2018

“Didáctica”

Carlos Alcorta (2015): Ahora es la noche

“Didáctica”

Éste no es poema de resurrección.
El cuerpo segrega sus jugos y luego desaparece.
Este es un poema de insurrección
contra el yo.
Henry Cole
                                                                              

¿A quién contemplo cuando me miro en el espejo?
¿Puede la imagen de alguien que ha perdido
su propia identidad desfigurar
la imagen verdadera
de quien se observa cuando ya nada significa
lo inmanente para la piel y es todo
un temblor de las formas? ¿Es el otro que habita
en mí quien me imagina y me destruye
al inventarme? ¿No es en la inconsciencia,
ese espacio ingrávido en donde flota
un yo eventual, el molde más exacto
para dar forma al pensamiento?

No extraigo conclusiones decisivas
que logren convencerme porque sé
que lo que creen que soy existe sólo
en la idea de mí que fraguan con mis actos
o cuando miran al pasado y ven
los pliegues de mis rasgos anteriores.
Ciertas expectativas se convierten
en costumbres. Soy yo y soy otro al mismo
tiempo. Tal vez un hombre fustigado
por incongruencias y vacilaciones
morales que se arroja a los abismos
de su existencia, alguien que vence el miedo
y se enfrenta al destino con la fe
en sí mismo que le otorga la experiencia,
o tal vez sólo un hombre que precisa
un consejo, un mentor justo como Virgilio
para explorar la zona del infierno en que vive.

Esperar es creer en el futuro.

Tengo una apremiante necesidad
de comprender la causa de mi pesimismo,
no la encuentro en las falsas profecías
de los videntes ni en ese vacío
que ha dejado en mi alma un Dios ausente.
El mundo que construyo con palabras
es tan veraz como un autorretrato
pintado desde un ángulo visual
incorrecto, quizá por esa causa,
por descreer de todo,
al mirarme de nuevo en el espejo
—“Este soy yo, pensaba, el centro del poema,
un precario arquetipo de la inmortalidad
que se volatiliza al cesar la escritura”—,
comprobé que lo que aparecía
en él no era la luz que yo irradiaba,
sino una falsa claridad que daba
vida a la idea que los otros tienen
de mí, a la que yo me acomodaba
involuntariamente, por una equivocada