Carlos Edmundo de Ory
“Denise”
Cuando
pongo mis manos de metal
mis
manos primitivas sin destreza
en
tu pelo abundante donde empieza
tu
cuerpo que respira amor mortal.
Cuando
tocan mis dedos tu total
altura
de los pies a la cabeza
sin
que me tiemble el pulso, amo la pieza
maravillosa
de tu ser camal.
Y
entonces de quietud y roce puro
tu
mirada me vence, llena de aguas
y
tu silencio femenino me arde.
De
repente de acción me transfiguro
desciendo
mi contacto a tus enaguas
y
te desnudo y te amo y se hace tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario