martes, 9 de junio de 2020

“Soledad segunda (final)”

Luis de Góngora y Argote: Soledades
“Soledad segunda (final)”
Ruda en esto política, agregados 
tan mal ofrece como constrüidos 
bucólicos albergues, si no flacas 
piscatorias barracas, 
que pacen campos, que penetran senos, 
de las ondas no menos 
aquéllos perdonados 
que de la tierra éstos admitidos. 
Pollos, si de las propias no vestidos, 
de las maternas plumas abrigados, 
vecinos eran destas alquerías, 
mientras ocupan a sus naturales 
Glauco en las aguas, y en las hierbas Pales. 
¡Oh cuántas cometer piraterías 
un corsario intentó y otro volante, 
uno y otro rapaz, digo, milano, 
bien que todas en vano, 
contra la infantería, que pïante 
en su madre se esconde, donde halla 
voz que es trompeta, pluma que es muralla. 
A media rienda en tanto el anhelante 
caballo, que el ardiente sudor niega 
en cuantas le densó nieblas su aliento, 
a los indignos de ser muros llega 
céspedes, de las ovas mal atados. 
Aunque ociosos, no menos fatigados, 
quejándose venían sobre el guante 
los raudos torbellinos de Noruega. 
Con sordo luego estrépito despliega 
(injuria de la luz, horror del viento) 
sus alas el testigo que en prolija 
desconfianza a la sicana diosa 
dejó sin dulce hija, 
y a la estigia Deidad con bella esposa.

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