Luis García Montero (1994): Habitaciones separadas
“Unas cartas de amor”
Casi cromos pegados en la noche,
se recortan los árboles
y es el mismo amarillo de un noviembre
que yo no conocí, cuando llegaron,
la misma mansedumbre de la belleza enferma
y silenciosa,
la misma luz. Tan sólo en los portales
han cambiado los números antiguos.
Puedo verlos llegar. Hasta conozco
sus sentimientos de recién casados,
con palabras hermosas
tomando posesión de las habitaciones,
los ecos de familia en los primeros muebles,
la voz de los amigos por la casa,
todo lo que se oculta
en una dirección, nueve palabras
escritas en un sobre,
al sentirse de pronto separados.
Noviembre, tinta gris, cincuenta y siete:
Noviembre, tinta gris, cincuenta y siete:
era la fecha de sus primeras cartas.
Paisaje de una guerra colonial,
Paisaje de una guerra colonial,
ausencia y miedo, sueños y un destino
imprevisto en Marruecos,
hace frío también en el norte de África,
palabras encantadas donde el amor se mezcla
con la necesidad,
cuánto tardan los días de permiso,
Sidi Ifni, diciembre,
la indicación del sastre y el encargo
del uniforme nuevo,
deseos y preguntas sobre papel celeste,
obligaciones, cartas de verdadero amor,
los sueños que más tarde yo buscaba
en el cajón cerrado
de su dormitorio.
Mientras miro la casa recuerdo vuestras cartas:
Mientras miro la casa recuerdo vuestras cartas:
barrio antiguo, nobleza
entre vulgares edificios sórdidos
poco a poco asumidos,
nostalgias de un amor
que se duerme en costumbre o se despierta en odio
y define el silencio de la noche,
al sabernos la sombra de un deseo,
tan diferentes de nosotros mismos.
Han cambiado los números,
Han cambiado los números,
estas cartas no hubiesen encontrado destino.
Yo puedo regresar hasta vosotros,
Yo puedo regresar hasta vosotros,
porque se crece siempre en busca del pasado,
vuestra ciudad de aquel otoño
también me pertenece,
y vuestros sentimientos,
que dejasteis escritos a causa de una guerra.
¿Pero cómo se vive la humillación del tiempo? ¿Qué pensamos
junto al río que pasa sin nosotros,
agua herida en el pozo de los años?
Como cartas escritas bellamente,
las historias comienzan
entre buenas palabras
y un corazón sacado de los libros.
En vosotros aprendo que la vida
tiene menos que ver con los principios
que con la dignidad de los finales.
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