Nieves Álvarez (2014): Desde todos los nombres (abecedario del olvido)
"A veces…"
“Madre, madrecita (…)
Que mi nombre no se borre de la historia”
A veces,
abro el cajón de arriba de la cómoda.
En él siguen durmiendo aquellas sábanas
(ésas que tú bordaste de pequeña)
y unos versos de amor
con el arrullo de tus recitales
los viernes por la noche
y los sábados, antes de cenar.
abro el cajón de arriba de la cómoda.
En él siguen durmiendo aquellas sábanas
(ésas que tú bordaste de pequeña)
y unos versos de amor
con el arrullo de tus recitales
los viernes por la noche
y los sábados, antes de cenar.
Hay un libro de cuentos,
dos abrazos ocultos en papeles,
tres postales de color amarillo,
cuatro nostalgias grises,
cinco risas antiguas,
muchas tristezas nuevas
y el deseo profundo de seguir caminando
sin olvidar quién soy.
dos abrazos ocultos en papeles,
tres postales de color amarillo,
cuatro nostalgias grises,
cinco risas antiguas,
muchas tristezas nuevas
y el deseo profundo de seguir caminando
sin olvidar quién soy.
En él también está aquel acertijo *
que nunca adiviné,
hasta que un día, al fin, lo descubrí
y no pude contártelo,
no estabas,
unos hombres vinieron a buscarte
y no volviste nunca.
que nunca adiviné,
hasta que un día, al fin, lo descubrí
y no pude contártelo,
no estabas,
unos hombres vinieron a buscarte
y no volviste nunca.
A veces,
abro el cajón de arriba de la cómoda
y empiezo a recordar.
abro el cajón de arriba de la cómoda
y empiezo a recordar.
* (Un árbol con doce ramas, cada rama cuatro nidos, cada nido siete pájaros y cada cual su apellido.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario