Nieves Álvarez (2018): Tremor de polvo rojo
"Prólogo: rotación sobre eje feliz"
La vida (esa película de miedo
que cambia de escenario,
de paisajes, actores,
atrezzo, director,
y una escaleta múltiple
de fracasos y logros imposibles)
es el guión: el mismo, siempre el mismo.
que cambia de escenario,
de paisajes, actores,
atrezzo, director,
y una escaleta múltiple
de fracasos y logros imposibles)
es el guión: el mismo, siempre el mismo.
Al final, muere el protagonista.
A veces, sin embargo,
las escenas ofrecen
momentos lujuriosos,
romanticismo cómplice
de errores en los versos.
las escenas ofrecen
momentos lujuriosos,
romanticismo cómplice
de errores en los versos.
Como muestra, una toma.
Comienza con un plano de recurso:
camisón en el suelo, zapatos de tacón,
botella de champán, perlas, corbata…
Imaginas un hotel en París,
joyas, dinero, lujo, sobresaltos,
amor eterno, gloria…
Plástico de felicidad, carmín, confeti.
Comienza con un plano de recurso:
camisón en el suelo, zapatos de tacón,
botella de champán, perlas, corbata…
Imaginas un hotel en París,
joyas, dinero, lujo, sobresaltos,
amor eterno, gloria…
Plástico de felicidad, carmín, confeti.
Y finge la pantalla en su metraje,
se ríen las secuencias,
sientan plaza, hacen norma
los cánones de ritos y de cuerpos
que empalagosamente invaden la retina,
cumpliendo la canalla misión de las estatuas:
descolocar al gremio de los vivos.
se ríen las secuencias,
sientan plaza, hacen norma
los cánones de ritos y de cuerpos
que empalagosamente invaden la retina,
cumpliendo la canalla misión de las estatuas:
descolocar al gremio de los vivos.
Cuando vuelves a casa
vira el plano, salta lo que te espera
y todo se termina.
vira el plano, salta lo que te espera
y todo se termina.
Sólo queda una imagen por rodar:
tu sangre salpicando la pared.
tu sangre salpicando la pared.
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