viernes, 29 de octubre de 2021

“La eternidad ansiada”

 Carlos Marzal

“La eternidad ansiada”

 

De que el mundo no basta
y de que no es bastante una vida cualquiera
nos da perfecta cuenta
la manera en que algunos observan el futuro.


Se propagan (dicen que se propagan)
en hijos, en palabras, y que su descendencia
y sus escritos
les conceden la eternidad ansiada.
Por obra de sus frutos,
resucita el que fueron
y regresa a la vida en la vida de otros.


Esa ingenua ilusión —albergar la esperanza
de que se cobra vida mediante la memoria—
nos da perfecta cuenta
de lo frágil y de lo lamentable
que es la ciudadanía.


La eternidad, si fuera,
si en verdad contuviese una brizna de vida,
y no sólo la prueba de nuestra insuficiencia,
no sería jamás vida que otros viviesen
en lugar de nosotros.
La eternidad, si fuera,
sería vida eterna, es decir, que esta vida
se prolongara ahora eternamente,
llegar a serlo todo
en todos los instantes, bajo todos los precios,
a sangre y fuego siempre, bajo cualquier
desánimo y bajo cualquier tedio.


Lo demás, mientras tanto,
es un enorme equívoco
que propician las lenguas naturales
y la falta de orgullo de los hombres.

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