Miguel de Cervantes (1605): Don Quijote de la Mancha
"Diálogo entre Babieca y Rocinante"
—¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
—Porque nunca se come y se trabaja.
—Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
—o me deja mi amo ni un bocado.
—Andad, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
—Asno se es de la cuna a la mortaja;
¿queréislo ver? Miraldo enamorado.
—¿Es necedad amar? -No es gran prudencia.
—Metafísico estáis. —Es que no como.
—Quejaos del escudero. —No es bastante:
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?
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