Juan Meléndez Valdés
“Oda XXXIX
del vino”
Todo a Baco,
Dorila,
todo
oficioso sirve:
la tierra
generosa
le sustenta
las vides;
el agua se
las riega
con sus
linfas sutiles;
y el céfiro
templado
se las bulle
apacible.
luego el Sol
le sazona
los racimos
felices,
que ya el
néctar encierran
que hoy
saltando nos ríe;
y en los
liondos toneles
bien hervido
recibe
el color y
el aroma.
Que a oro y
ámbar compiten.
El néctar
que nos salva
de los
desvelos tristes,
con que
negra la suerte
nuestro
espíritu aflige,
y en que el
labio y los ojos
tal encanto
perciben,
que ansiosos
de gozarlo
cautivos se
le rinden.
No pues,
necia, los tuyos
de la copa
retires,
delicia de
los hombres,
honor de los
festines.
O si por
ambos bebo,
no aun más
necia te irrites,
que hasta el
amor se alegra
con los saborosos brindis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario