Nicanor Parra (1954): Poemas y antipoemas
“Soliloquio del individuo”
Yo soy el
Individuo.
Primero viví
en una roca
(Allí grabé
algunas figuras).
Luego busqué
un lugar más apropiado.
Yo soy el
Individuo.
Primero tuve
que procurarme alimentos,
Buscar
peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me
preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una
fogata,
Leña, leña,
dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña
para hacer una fogata,
Yo soy el
Individuo.
Al mismo
tiempo me pregunté,
Fui a un
abismo lleno de aire;
Me respondió
una voz:
Yo soy el
Individuo.
Después
traté de cambiarme a otra roca,
Allí también
grabé figuras,
Grabé un
río, búfalos,
Grabé una
serpiente
Yo soy el
Individuo.
Pero no. Me
aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me
molestaba,
Quería ver
más,
Yo soy el
Individuo.
Bajé a un
valle regado por un río,
Allí
encontré lo que necesitaba,
Encontré un
pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el
Individuo.
Vi que allí
se hacían algunas cosas,
Figuras
grababan en las rocas,
Hacían
fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el
Individuo.
Me
preguntaron que de dónde venía.
Contesté que
sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que
no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé
entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a
trabajar con ella,
Empecé a
pulirla,
De ella hice
una parte de mi propia vida.
Pero esto es
demasiado largo.
Corté unos
árboles para navegar,
Buscaba
peces,
Buscaba
diferentes cosas,
(Yo soy el
Individuo).
Hasta que me
empecé a aburrir nuevamente.
Las
tempestades aburren,
Los truenos,
los relámpagos,
Yo soy el
Individuo.
Bien. Me
puse a pensar un poco,
Preguntas
estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos
problemas.
Entonces
empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un
árbol y a otro árbol;
Llegué a una
fuente,
A una fosa
en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo
yo, dije entonces,
¿Habéis
visto por aquí una tribu,
Un pueblo
salvaje que hace fuego?
De este modo
me desplacé hacia el oeste
Acompañado
por otros seres,
O más bien
solo.
Para ver hay
que creer, me decían,
Yo soy el
Individuo.
Formas veía
en la obscuridad,
Nubes tal
vez,
Tal vez veía
nubes, veía relámpagos,
A todo esto
habían pasado ya varios días,
Yo me sentía
morir;
Inventé unas
máquinas,
Construí
relojes,
Armas,
vehículos,
Yo soy el
Individuo.
Apenas tenía
tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía
tiempo para sembrar,
Yo soy el
Individuo.
Años más
tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las
fronteras
y permanecí
fijo en una especie de nicho,
En una barca
que navegó cuarenta días,
Cuarenta
noches,
Yo soy el
Individuo.
Luego
vinieron unas sequías,
Vinieron
unas guerras,
Tipos de
color entraron al valle,
Pero yo
debía seguir adelante,
Debía
producir.
Produje
ciencia, verdades inmutables,
Produje
tanagras,
Di a luz
libros de miles de páginas,
Se me hinchó
la cara,
Construí un
fonógrafo,
La máquina
de coser,
Empezaron a
aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el
Individuo.
Alguien
segregaba planetas,
¡Árboles
segregaba!
Pero yo
segregaba herramientas,
Muebles,
útiles de escritorio,
Yo soy el
Individuo.
Se
construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones
religiosas pasaron de moda,
Buscaban
dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el
Individuo.
Después me
dediqué mejor a viajar,
A practicar,
a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el
Individuo.
Miré por una
cerradura,
Sí, miré,
qué digo, miré,
Para salir
de la duda miré,
Detrás de
unas cortinas,
Yo soy el
Individuo.
Bien.
Mejor es tal
vez que vuelva a ese valle,
A esa roca
que me sirvió de hogar,
Y empiece a
grabar de nuevo,
De atrás
para adelante grabar
El mundo al
revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.
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