Miguel de Unamuno (1911): Rosario de sonetos líricos
“En una celda solo…”
En una celda solo, como en arca
de
paz, libre de menester y cargo,
el
poema escribir, largo, muy largo,
que
cielo y muerte, tierra y vida abarca.
Después, en el verdor de la comarca
la
vista apacentar; sin el amargo
pasto
del mundo, a la hora del letargo
ver
cómo visten la dormida charca
en flor las ovas. Lejos del torrente
raudo
del caz, que hace rodar la rueda
que
muele el trigo, soñar lentamente
vida eternal en la que el alma pueda
ser
pura flor. ¡Oh, reposo viviente:
florece
sólo el agua que está queda!
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