lunes, 12 de octubre de 2020

“Yo”

Dámaso Alonso (1944): Hijos de la ira

Yo

Mi portento inmediato,
mi frenética pasión de cada día,
mi flor, mi ángel de cada instante,
aun con el pan caliente con olor de tu hornada,
aun sumergido en las aguas de Dios,
y en los aires azules del día original del mundo:
dime, dulce amor mío,
dime, presencia incógnita,
cuarenta y cinco años de misteriosa compañía,
¿aún no son suficientes
para entregarte, para desvelarte
a tu amigo, a tu hermano,
a tu triste doble?
¡No, no! Dime, alacrán, necrófago,
cadáver que se me está pudriendo encima
desde hace cuarenta y cinco años,
hiena crepuscular,
fétida hidra de 800.000 cabezas,
¿por qué me muestras sólo una cara?
Siempre a cada segundo una cara distinta,
unos ojos crueles,
los ojos de un desconocido,
que me miran sin comprender
(con ese odio del desconocido).
Y pasan:
a cada segundo.
Son tus cabezas hediondas, tus cabezas crueles,
¡oh, hidra violácea!
Hace cuarenta y cinco años que te odio,
que te escupo, que te maldigo,
pero no sé a quién maldigo,
a quién odio, a quién escupo.
Dulce,
dulce amor mío incógnito
cuarenta y cinco años hace ya
que te amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario