domingo, 8 de noviembre de 2020

“Duelo homérico”

Carmen Jodra (1999): Las moras agraces

“Duelo homérico”

El pelo rizado cubierto de polvo, en desorden la túnica blanca,
Antípator llega corriendo a la tienda de Aquiles. Aquiles, sentado,
        se muerde los labios y le duele el alma
Es cosa terrible lo crueles que pueden llegar a ser las palabras.

—La tierra está mojada y huele a tierra
bajo su peso. Han roto los cristales
en su sangre, violado los umbrales
del templo y saqueado cuanto encierra.

En las más altas cimas de la sierra
hay nieve. Sus heridas son iguales
que rosas… Quien escriba los anales
“guerra” dirá sin conocer qué es guerra.

Verás la cara cruel del basilisco,
y el viento es frío. Pero las ovejas
aguardan el cayado y el aprisco.

No llores. Déjalo para las viejas.
Tan dulce yace, que ante su obelisco
la Muerte misma enarcará las cejas.

Aquiles rompió en alaridos, maldijo la muerte, la vida, la guerra, a
        Dios y a sí mismo,
desoyó consejos y durante horas lloró haciendo estrago a su paso.
Pero por la noche, agotado, con los ojos secos y los labios rotos,
sólo se le oía en lento susurro: “Patroclo, Patroclo, Patroclo…”.

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