Lope de Vega (1614): Rimas sacras
“Pastor que con tus silbos amorosos”
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
me despertaste del profundo sueño;
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir te empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir te empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados;
pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?
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