Juan Castro (2000): Del color de los ríos
“Más alta”
Daba el sol en lo alto y mi sangre se alzaba
de su propia marea dibujándose en olas.
Hervía el agua en el fuego, y las tijeras
esperaban su turno junto al lienzo
de hilo perfumado de espliego.
Poco a poco la carne fue tornándose
espuma hasta que, yo en la cumbre, sin caballo
ni tregua me entregué a la carrera
de un ansia que colmaba la sien del mediodía.
El dolor y el placer iban ambos a una.
Me agarré a los barrotes de acero de la cama
y embestí, como pude, aquella tempestad
de la que era yo misma capitán y jadeo.
Nunca estuve más alta que, cuando entre los truenos,
oí que la matrona –marino sin frontera–
cantó más que gritaba “ya está aquí”.
Y era yo sola el mundo, y entre mis piernas daba
a la luz otro mundo recobrado del frío.
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