sábado, 31 de agosto de 2024

"La mano de Daniel"

Aurora Saura 

"La mano de Daniel"

Lo más notable
es esta perfección de los dedos
que alcanzan un borde, que rodean
tu dedo, buscando
encerrarlo, anillo delicado.
Qué admirable perfección esta
de los dedos del niño
que aún no sabe
del poder que tienen al cerrarse
en tu mano, anillo
más claro y deseable
que cualquier otro de los que
tanto brillan y vanamente
esperan un poco de atención,
la caricia que sólo
estos dedos merecen.

viernes, 30 de agosto de 2024

"Salpicada de espuma, de salitre…"

 Gabriel Celaya

"Salpicada de espuma, de salitre…"

Salpicada de espuma, de salitre,
desnuda, desde el mar,
viene gritando:

La vida, sí, la vida misma:
¡Un delirio por los prados!

Desde mi ventana blanca,
con los brazos extendidos,
la estoy llamando con voces
de un ardor desmelenado.

Salpicada de espuma, de salitre,
desnuda, por los campos,
va gritando.

¡La vida, sí, la vida misma!

Pálido y alto, callado,
la mira pasar llorando.

jueves, 29 de agosto de 2024

"Ni más ni menos"

Gabriel Celaya

"Ni más ni menos"

Son tus pechos pequeños,
son tus ojos confusos,
lo que no tiene nombre
y no comprendo, adoro.

Son tus muslos largos
y es tu cabello corto;
lo que siempre me escapa
y no comprendo, adoro.

Tu cintura, tu risa,
tus equívocos locos,
tu mirada que burla
y no comprendo, adoro.

¡Tú que estás tan cerca!
¡Tú que estás tan lejos!
Lo que beso, y no tengo,
y no comprendo, adoro.

miércoles, 28 de agosto de 2024

"Despedida"

Gabriel Celaya

"Despedida"

Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto. 


martes, 27 de agosto de 2024

"Amor"

Gabriel Celaya

"Amor"

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.

Esta tarde -mar, pinares, azul-,
suspendido entre los brazos ligerísimos del aire
y entre los tuyos, dulce, dulce mía,
un ritmo palpitante me cantaba:
es fácil y, a veces, casi alegre.

La brisa unía en un mismo latido
nuestros cuerpos, los árboles, las olas,
y nosotros no éramos distintos
de las nubes, los pájaros, los pinos,
de las plantas azules de agua y aire,
plantas, al fin, nosotros, de callada y dulce carne.

La tierra se extasiaba; ya casi era divina
en las nubes redondas, en la espuma,
en este blanco amor que, radiante, se eleva
al suave empuje de dos cuerpos que se unen
                                                           en la hierba.

¿Recuerdas, dulce mía, cuando el aire
se llenaba de palomas invisibles,
de una música o brisa que tu aliento
repetía apresurado de secretos?

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.
Contigo entre los brazos estoy viendo
caballos que me escapan por un aire lejano,
y estoy, y estamos, tocando con los labios
esas flores azules que nacen de la nada.

Vivir es fácil y, a veces, casi alegre.
Al hablar, confundimos; al andar, tropezamos;
al besarnos no existe un solo error posible:
resucitan los cuerpos cantando, y parece
que vamos a cubrirnos de flores diminutas,
de flores blancas, lo mismo que un manzano.

Dulce, dulce mía, ciérrame los ojos,
deja que este aire inunde nuestros cuerpos;
seamos solamente dos árboles temblando
con lo mismo que en ellos ha temblado esta tarde.

Vivir es más que fácil: es alegre.
Por caminos difíciles hoy llego
a la simple verdad de que tú vives.
Sólo quiero el amor, el árbol verde
que se mueve en el aire levemente
mientras nubes blanquísimas escapan
por un cielo que es rosa, que es azul, que es
                                                            gris y malva,
que es siempre lo infinito y no comprendo,
ni quiero comprender porque esto basta:
¡amor, amor! , tus brazos y mis brazos
y los brazos ligerísimos del aire que nos lleva,
y una música que flota por encima,
que oímos y no oímos,
que consuela y exalta:
¡amor también volando a lo divino!

lunes, 26 de agosto de 2024

“Mass Media”

 Mario Benedetti

Mass Media


De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto

domingo, 25 de agosto de 2024

“Meriendo algunas tardes”

 Gloria Fuertes

“Meriendo algunas tardes”

 

Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.

Si estoy junto a la mar
muerdo primero los acantilados.
Luego las nubes cárdenas y el cielo
–escupo las gaviotas–,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.

Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
—tras haberles quitado las espinas—
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta.

sábado, 24 de agosto de 2024

“El día de tu santo”

 Jairo Aníbal Niño

“El día de tu santo”

 

El día de tu santo
te hicieron regalos muy valiosos:
un perfume extranjero, una sortija,
un lapicero de oro, unos patines, 
unos tenis Nike y una bicicleta.
Yo solamente te pude traer, 
en una caja antigua de color rapé, 
un montón de semillas de naranjo, 
de pino, de cedro, de araucaria,
de bellísima, de caobo y de amarillo.
Esas semillas son pacientes y esperan su lugar y su tiempo.
Yo no tenía dinero para comprarte algo lujoso.
Yo simplemente quise regalarte un bosque.

viernes, 23 de agosto de 2024

“Como no me vas a querer”

 Jairo Aníbal Niño

“Como no me vas a querer”

 

Como no me vas a querer
si soy un bombero heroico
que acaba de salvar a un gato
al que se le incendiaban
Seis de sus siete vidas.
Cómo no me vas a querer
si soy el capitán de la nave
que se posa suavemente
en una América del sur
de un planeta lejano.
Cómo no me vas a querer
si acabo de ganar
-por amplio margen-
la Vuelta a Colombia en bicicleta
y el Tour de Francia.
Y definitivamente
cómo no me vas a querer
si soy capaz de soñar todos los sueños,
incluso el más lindo de todos:
soñar que tú me amas.

jueves, 22 de agosto de 2024

"No es el amor quien muere…"

Luis Cernuda

"No es el amor quien muere…"

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.

Inocencia primera
Abolida en deseo,
Olvido de sí mismo en otro olvido,
Ramas entrelazadas,
¿Por qué vivir si desaparecéis un día?

Sólo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su aurora,
Sólo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.

Fantasmas de la pena,
A lo lejos, los otros,
Los que ese amor perdieron,
Como un recuerdo en sueños,
Recorriendo las tumbas
Otro vacío estrechan.

Por allá van y gimen,
Muertos en pie, vidas tras de la piedra,
Golpeando la impotencia,
Arañando la sombra
Con inútil ternura.

No, no es el amor quien muere.

miércoles, 21 de agosto de 2024

"Limbo"

 Luis Cernuda

"Limbo"

La plaza sola (gris el aire,
negros los árboles, la tierra
manchada por la nieve),
parecía, no realidad, mas copia
triste sin realidad. Entonces,
ante el umbral, dijiste:
viviendo aquí serías
fantasma de ti mismo.
Inhóspita en su adorno
parsimonioso, porcelanas, bronces,
muebles chinos, la casa
oscura toda era,
pálidas sus ventanas sobre el río,
y el color se escondía
en un retablo español, en un lienzo
francés, su brío amedrentado.
Entre aquellos despojos,
proyecto, el dueño estaba
sentado junto a su retrato
por artista a la moda en años idos,
imagen fatua y fácil
del diletante, divertido entonces
comprando lo que una fe creara
en otro tiempo y otra tierra.
Allí con sus iguales,
damas imperativas bajo sus afeites,
caballeros seguros de sí mismos,
rito social cumplía,
y entre el diálogo moroso,
tú oyendo alguien me dijo: «Me ofrecieron
la primera edición de un poeta raro,
y la he comprado», tu emoción callaste.
Así, pensabas, el poeta
vive para esto, para esto
noches y días amargos, sin ayuda
de nadie, en la contienda
adonde, como el fénix, muere y nace,
para que años después, siglos
después, obtenga al fin el displicente
favor de un grande en este mundo.
Su vida ya puede excusarse,
porque ha muerto del todo;
su trabajo ahora cuenta,
domesticado para el mundo de ellos,
como otro objeto vano,
otro ornamento inútil;
y tú cobarde, mudo
te despediste ahí, como el que asiente,
más allá de la muerte, a la injusticia.
Mejor la destrucción, el fuego.

martes, 20 de agosto de 2024

"Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos..."

 Luis Cernuda

"Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos…" 

Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
como nace un deseo sobre torres de espanto,
amenazadores barrotes, hiel descolorida,
noche petrificada a fuerza de puños,
ante todos, incluso el más rebelde,
apto solamente en la vida sin muros.

Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
todo es bueno si deforma un cuerpo;
tu deseo es beber esas hojas lascivas
o dormir en ese agua acariciadora.
No importa;
Ya declaran tu espíritu impuro.

No importa la pureza, los dones que un destino
levantó hacia las aves con manos imperecederas;
no importa la juventud, sueño más que hombre,
la sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad
de un régimen caído.

Placeres prohibidos, planetas terrenales,
miembros de mármol con sabor de estío,
jugo de esponjas abandonadas por el mar,
flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Soledades altivas, coronas derribadas,
libertades memorables, manto de juventudes;
quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
es vil como un rey, como sombra de rey
arrastrándose a los pies de la tierra
para conseguir un trozo de vida.

No sabía los límites impuestos,
límites de metal o papel,
ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
adonde no llegan realidades vacías,
leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.

Extender entonces la mano
es hallar una montaña que prohíbe,
un bosque impenetrable que niega,
un mar que traga adolescentes rebeldes.

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
ávidos dientes sin carne todavía,
amenazan abriendo sus torrentes,
de otro lado vosotros, placeres prohibidos,
bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.

Abajo estatuas anónimas,
sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
una chispa de aquellos placeres
brilla en la hora vengativa.
su fulgor puede destruir vuestro mundo.

lunes, 19 de agosto de 2024

“Elegía desde Simancas (Hacia la Historia)”

 Claudio rodríguez (1976): El vuelo de una celebración

“Elegía desde Simancas (Hacia la Historia)”

 

                                       I 

Ya bien mediado abril, cuando la luz no acaba 

nunca, 

y menos aún de noche, 

noche tan de alba que nos resucita, 

y nos camina 

desde esta piedra bien pulimentada, 

respiramos la historia, aquí, en Simancas. 

Y se va iluminando 

la curva de los muebles, 

las fibras de papel ardiendo en la peña madre, 

el ábside de los pergaminos, 

la bóveda de las letras. Y los nombres cantando 

con dolor, con mentira, con perjurio, 

con sus resabios de codicia y de 

pestilencia y amor. Y se va alzando 

el cristal, donde un nuevo recocido 

limpia sus poros y moldea a fondo 

su trasparencia, junto a las encinas 

en alabanza con su sombra abierta. 

La corteza del pan, que ahora está en manos 

de la mañana, 

y la miga que suena 

a campana 

nos aclaran, serenan, 

aún ocultando la mirada ocre 

de la envidia, 

de hombro de la soberbia, los labios secos de la injusticia, 

la cal de sosa, el polvo del deseo, 

con un silencio que estremece y dura 

entre las vértebras de la historia, en la hoja 

caduca y traspasada en cada vena 

por la luz que acompaña 

y ciega, y purifica el tiempo 

sobre estos campos, con su ciencia íntima, 

bajo este cielo que es sabiduría.

 

                                     II

Nunca de retirada, y menos aún de noche, 

alta de sienes, 

tan sencilla, amasada 

en la cornisa de la media luz, 

entre las rejas del conocimiento, 

en la palpitación del alma, 

llega la amanecida. 

Y el resplandor se abre 

dando vuelo a la sombra. 

 

 

Como lince de caza en la ladera, 

al acecho, mirando casi con su hocico, 

como el milano real o la corneja 

cenicienta, en el tiempo 

de invernada, así vienen ahora 

la rapacidad, el beso, 

la imagen de los siglos, 

la de mi misma vida. 

                                      Hay nidos

de palomas, y halcones 

ahí, en las torres, mientras canta el gallo 

en el altar, y pica 

la camisa ofrecida y humilde y en volandas 

en la orilla derecha del Pisuerga. 

¿No ha sucedido nada o todo ha sucedido? 

Aire que nos acunas 

y que nunca nos dejas

 marchitar porque arropas 

de mil maneras, 

tan seguro y audaz, desde los coros 

del pulmón, 

hasta la comisura de los labios, 

ven tú. Eres todo.

 

 

                                       III

La historia no es siquiera 

un suspiro, 

ni una lágrima pura o carcomida 

o engañosa: quizá una carcajada. 

Pero aquí está el sudor 

y el llanto, aquí, al abrigo 

de la lana y el cuero repujado, 

en la seda, el esparto, 

en la humildad del sebo, 

en la armonía de la harina, 

en la salivda en flor, lamida y escupida 

y pidiendo

pulpa de dátil o un amor cobarde 

en las ciudades esperando el tráfico. 

Estoy entre las calles 

vivas de las palabras: muchas se ven escritas, 

finas como el coral, 

color rojizo oscuro, 

en manuscritos; otras 

batiendo alas en tantas paredes, 

dichas a pleno labio, 

mientras tú estás enfrente, cielo mío, 

y no me das reposo. Calla, calla. 

Aquí ya no hay historia ni siquiera leyenda; 

sólo tiempo hecho canto 

y luz que abre los brazos recién crucificada

bajo este cielo siempre en mediodía. 

domingo, 18 de agosto de 2024

“No debieras volver jamás”

 Félix Grande

“No debieras volver jamás”

 

Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantado
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.

 

Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
−el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.

 

No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.

 

Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su víctima,
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.

 

Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño… su dueño… su dueño…

sábado, 17 de agosto de 2024

“Recuerdo el amor”

 Elsa López (1987): Del amor imperfecto

“Recuerdo el amor”

Recuerdo el amor que me nacía al tiempo de la lluvia.
Recuerdo los baúles y las colchas de hilo,
las flores de lavanda volando por espacios abiertos y felices,
aquella despiadada multitud de grillos debajo de las lápidas,
y tus besos, pan y aceite, detrás de los postigos.

Recuerdo aquellos días cuando tú me besabas
tras las torres caídas del castillo y las olas.
Y recuerdo las noches naufragando tu cuerpo
en aquella penumbra universal del hambre.

Yo entonces era otra.
Pero no he renunciado ni al amor ni a la herida.

viernes, 16 de agosto de 2024

“Enamorada”

 Paul Eluard

“Enamorada”

 

Está de pie frente a mis párpados,
sus cabellos entre los míos.
Tiene la forma de mis manos
y tiene el color de mis ojos.
Y fui por ella devorado
como una isla por el mar.

Tiene los ojos siempre abiertos,
me tiene siempre desvelado;
a plena luz sueña sus sueños
que hacen declinar el sol,
me hace reír, me hace llorar
llorar y reír, y hablar
sin tener nada que decir.

 

Versión de Eduardo Carranza

jueves, 15 de agosto de 2024

“Libertad”

Paul Eluard

“Libertad”

 

En mis cuadernos de colegial
Sobre el pupitre y los árboles
Sobre la arena sobre la nieve
Escribo tu nombre

Sobre todas las páginas leídas
Sobre todas las páginas en blanco
Piedra, sangre, papel o ceniza
Escribo tu nombre

Sobre las imágenes doradas
Sobre las armas de los belicosos
Sobre la corona de reyes
Escribo tu nombre

Sobre la selva y el desierto
Sobre los nidos sobre las retamas
Sobre el eco de mi infancia
Escribo tu nombre

Sobre las maravillas de las noches
Sobre el pan blanco de los días
Sobre las temporadas desposadas
Escribo tu nombre

Sobre todos mis trapos de azul
Sobre el estanque sol enmohecido
Sobre el lago luna viva
Escribo tu nombre

Sobre los campos sobre el horizonte
Sobre las alas de los pájaros
Y sobre el molino de las sombras
Escribo tu nombre

Sobre cada soplo de aurora
Sobre el mar en los barcos
Sobre la montaña lunática
Escribo tu nombre

Sobre la espuma de las nubes
Sobre los sudores de la tormenta
Sobre la lluvia gruesa e insípida
Escribo tu nombre

Sobre las formas que centellean
Sobre las campanas de los colores
Sobre la verdad física
Escribo tu nombre

Sobre las sendas despertadas
Sobre las carreteras desplegadas
Sobre los lugares que desbordan
Escribo tu nombre

Sobre la lámpara que se enciende
Sobre la lámpara que se apaga
Sobre mis casas reunidas
Escribo tu nombre

Sobre el fruto cortado en dos
Espejo y mi habitación
Sobre mi cama vacía
Escribo tu nombre

Sobre mi perro codicioso y tierno
Sobre sus orejas elaboradas
Sobre su pierna torpe
Escribo tu nombre

Sobre el trampolín de mi puerta
Sobre los objetos familiares
Sobre el mar del fuego bendito
Escribo tu nombre

Sobre toda carne concedida
Sobre la frente de mis amigos
Sobre cada mano que se tiende
Escribo tu nombre

Sobre el cristal de las sorpresas
Sobre los labios atentos
Bien sobre el silencio
Escribo tu nombre

Sobre mis refugios destruidos
Sobre mis faros aplastados
Sobre las paredes de mi problema
Escribo tu nombre

Sobre la ausencia sin deseos
Sobre la soledad desnuda
Sobre las marchas de la muerte
Escribo tu nombre

Sobre la salud vuelta de nuevo
Sobre el riesgo desaparecido
Sobre la esperanza sin recuerdos
Escribo tu nombre

Y por el poder de una palabra
Reinicio mi vida
Nací para conocerte
Para nombrarte
Libertad.

miércoles, 14 de agosto de 2024

“El camino no tomado”

 Robert Frost

 

“The Road Not Taken”

 

Two roads diverged in a yellow wood,

And sorry I could not travel both

And be one traveler, long I stood

And looked down one as far as I could

To where it bent in the undergrowth.


Then took the other, as just as fair,

And having perhaps the better claim,

Because it was grassy and wanted wear;

Though as for that the passing there

Had worn them really about the same.


And both that morning equally lay

In leaves no step had trodden black.

Oh, I kept the first for another day!

Yet knowing how way leads on to way,

I doubted if I should ever come back.


I shall be telling this with a sigh

Somewhere ages and ages hence:

Two roads diverged in a wood, and I–

I took the one less traveled by,

And that has made all the difference.

 

 

Robert Frost

 

El camino no tomado

 

Dos caminos se bifurcaban en un bosque otoñal,
y apenado por no poder los dos transitar 
y ser un único viajero, largo tiempo me detuve
y contemplé uno hasta donde la vista alcanzaba
allí donde se curvaba en la maleza.

Tomé entonces el otro, por ser igual de bello,
y quizá más apetecible,
pues lo cubría la hierba y apenas usado estaba;
aunque el trasiego allí
en realidad los había gastado más o menos lo mismo.

Y aquella mañana a los dos por igual cubrían
hojas que ningún pie había hollado.
Oh, ¡reservé el primero para otro día!
Si bien, sabedor de que un camino lleva a otro,
dudé de que fuera a regresar.

Con un suspiro esto contaré
en algún lugar, dentro de una eternidad:
dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo...
yo tomé el menos transitado,
y eso lo ha cambiado todo.

 

 

Traducción de José Manuel de Prada-Samper

martes, 13 de agosto de 2024

“Rendición”

Marcos Díez (2024): Besar la tierra

 

“Rendición”

 

No existe otra manera: 

el lado vulnerable debe quedar expuesto, 

dispuesto así a la herida. 

 

No existe otra manera de encontrar

refugio, cueva, casa en la intemperie. 

 

Es una rendición. 


Si hay foso o fortaleza, no existe cercanía. 


Pero eso ya lo sabes. 
En otras ocasiones te ocultaste

envuelto en tus palabras, ese manto de nada, 

una maraña oscura, solo un retorcimiento. 

 

Fue el lenguaje una senda

hacia tu perdición, fue un laberinto. 

En su interior crecía un minotauro. 

La historia la conoces devoraba doncellas. 

Lo mataste callando. 

En silencio, después, halaste la salida. 

No quieras volver nunca. 

Otra vida comienza. 

 

Al galope se acerca la vejez. 


No queda mucho tiempo

pero te queda tiempo todavía. 
Es más que suficiente. 

 

¿Lo comprendes ahora?

 

Hay que mostrar primero el flanco débil, 

porque esconderse es propio de alimañas. 

lunes, 12 de agosto de 2024

“Huecos”

Marcos Díez (2022): Belleza sin nosotros

 

“Huecos”

 

Observo cada hueco que dejaron

aquellos que perdí. 

 

Toda ausencia se queda, permanece. 

 

Crezco a su alrededor

lo mismo que una hiedra

trepando en el vacío. 

domingo, 11 de agosto de 2024

“Hay poemas que nunca sé escribir”

Marcos Díez (2022): Belleza sin nosotros

 

“Hay poemas que nunca sé escribir”

 

Hay poemas que nunca sé escribir.

Los que dicen las cosas luminosas, 

escurridizas siempre,

yo no sé dónde están. 

 

La luz existe solo si la veo, 

si la pienso no es luz. 
Y no puedo escribirla. 

 

Aquello que palpita

si cae en el papel

se convierte en un fósil definitivo, gris. 

Igual que el bailarín

inmóvil para siempre

en la fotografía. 

Parece que se mueve, pero no. 

Es solo una ilusión. 

 

Solo puedo cantar 

a lo que ya perdí, 

a lo que espero. 


Aquello que está vivo

se muere en el papel, 

languidece deprisa

donde solo hay ideas

y este lenguaje torpe, 

igual que el balbuceo de los niños. 

 

El amor, si está vivo, no lo puedo cantar. 


Lo canto si se va, para que no se vaya. 

Lo canto de la forma en la que he visto

golpear en el pecho

a algunos moribundos

que vuelven a la vida.