María de Zayas
“No vivas, no dichosa, muy segura”
No vivas, no, dichosa, muy segura
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de que has de ser toda la vida amada;
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llegará el tiempo que la nieve helada
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agote de tu dicha la hermosura.
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Yo, como tú, gocé también ventura,
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ya soy, como me ves, bien desdichada;
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querida fui, rogada y estimada
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del que tu gusto y mi dolor procura.
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Consuela mi pasión, que el dueño mío,
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que ahora es tuyo, fue conmigo ingrato
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también contigo lo será, dichosa.
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Pagarásme el agravio en su desvío;
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no pienses que has feriado muy barato,
que te has de ver, como yo estoy, celosa.
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