Claudio Rodríguez
(1976): El vuelo de la celebración
“Hacia la luz”
Y para ver hay que
elevar el cuerpo,
la vida entera
entrando en la mirada
hacia esta luz, tan
misteriosa y tan sencilla,
hacia esta palabra
verdadera.
Ahora está
amaneciendo y esta luz de Levante,
cenicienta,
que es entrega y
arrimo
por las calles tan
solas y tan resplandecientes,
nos mortifica y
cuida,
cuando la sombra se
desnuda en ella
y se alza la promesa
de la verdad del
aire.
Es el olor del
cielo,
es el aroma de la
claridad,
cuando vamos
entrando a oscuras en el día,
en la luz tan
maltrecha por lo ciego
del ojo, por el
párpado tierno aún para abrir
las puertas de la
contemplación,
la columna del alma,
la floración
temprana del recuerdo.
Tú, luz, nunca serena,
¿Me vas a dar
serenidad ahora?
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