Rubén
Darío (1896): Prosas profanas y otros poemas
“El
cisne”
A Ch. del Gouffre
Fue una hora divina para el género
humano.
El Cisne antes cantaba sólo para morir.
Cuando se oyó el acento del Cisne
wagneriano
fue en medio de una aurora, fue para
revivir.
Sobre las tempestades del humano océano 5
se oye el canto del Cisne; no se cesa de
oír,
dominando el martillo del viejo Thor
germano
o las trompas que cantan la espada de
Argantir.
¡Oh Cisne! ¡Oh sacro pájaro! Si antes la
blanca Helena
del huevo azul de Leda brotó de gracia
llena, 10
siendo de la Hermosura la princesa
inmortal,
bajo tus alas la nueva Poesía
concibe en una gloria de luz y de
harmonía
la Helena eterna y pura que encarna el
ideal.
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