Luis Antonio
de Villena (1996): Asuntos de delirio (1989-1996)
“La víspera
incierta”
Volvió casi clareando a casa, como otras veces.
Estaba algo aturdido de cerveza y los restos infelices
de medio éxtasis tomado, con ella, al filo de las once.
Sin quitarse los pantalones, sólo de medio cuerpo
desnudo, se echó en aquella cama estrecha, dejando
encendida la luz de la lámpara de estudio...
No pensó en la música ni en la novela que estaba
leyendo -ahí, sobre la mesa- ni en el día de sol
que había concluido en aquella noche de música
y de juerga. Sentía unas tremendas ganas de llorar
y un extraño peso en el pecho. La vida era mezquina
-sintió- y nunca llegaría a ningún sitio.
Pasarían los días y crecería el tedio
y como una piedra muy grande pesaría la rabia.
Quería dar golpes a alguien, gritar, aullar,
soltar el rencor por los dedos, la pena, la impotencia,
la angustia, ese terrible peso, que le decía nunca,
no, nunca, nada, jamás, desiste, nunca.
Y entonces en ese instante en que el pecho crecía
de desazón y páramo infecundo, empezó a llorar
ruidosamente, a llorar -no sabía bien por qué-
a llorar solo en su cuarto estrecho de estudiante,
entre libros, discos y aquel póster de Prince muy
raro.
Lloró medio desnudo, revuelto el pelo, casi de día,
lloró sin importarle que su madre lo oyera,
si es que madrugaba un domingo, cosa poco probable...
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