viernes, 31 de enero de 2025

"Soneto XXXIV"

Francesco Petrarca

"Soneto XXXIV"

Apolo, si el deseo ha perdurado

que te inflamaba en la tesalia onda1,

y si a la amada cabellera blonda2,

tras tantos años, no la has olvidado,

 

del perezoso hielo y tiempo airado,

que durará mientras tu faz se esconda,

defiende a la honorable y sacra fronda3

en que, después que tú, yo me he enredado;

 

y por virtud de la esperanza amante

que te hizo soportar la vida acerba4,

bórrale al aire los nubosos trazos;

 

y admirados veremos al instante

a nuestra dama estar sobre la hierba

y hacerse sombra con sus propios brazos.

jueves, 30 de enero de 2025

"El largo amor..."

 Thomas Wyatt

The longe love that in my thought doeth harbar (versión del Canzionere 140 de Petrarca)

 

Versión en inglés

The longe love that in my thought doeth harbar
And in myn hert doeth kepe his residence
Into my face preseth with bold pretence
And therein campeth, spreding his baner.

She that me lerneth to love and suffre
And will that my trust and lustes negligence
Be rayned by reason, shame, and reverence,
With his hardines taketh displeasure.

Wherewithall, vnto the hertes forrest he fleith,
Leving his entreprise with payne and cry,
And there him hideth and not appereth.
What may I do when my maister fereth,

But in the felde with him to lyve and dye?
For goode is the liff ending faithfully.

 

Versión en español

El largo amor que en el pensamiento se me aloja,
y en el corazón mantiene su residencia,
al rostro empuja con osada pretensión,
y aquí acampa, extendiendo su enseña.

La que me enseña a amar y sufrir
y quiere que mi fe y la negligencia de mí de deseo
las frenen razón, vergüenza y reverencia
con su audacia se disgusta.


Con lo que al bosque del corazón él huye,

dejando su empresa con pena y llanto,
y allí se esconde, y no aparece.

¿Qué puedo hacer yo, cuando mi señor teme,
sino en el campo con él vivir y morir?
Pues buena es la vida que acaba fielmente.

miércoles, 29 de enero de 2025

“A su amada”

 Pierre de Ronsard

“A su amada”

Mi pequeña palomita,
mi pequeña, toda linda,
perlita mía, besadme:
con la boca toda llena
de amor, quitadme la pena
de mi amoroso cuidado.

Cuando yo os diga: niña mía
acercaos, necesito
nueve besos a la vez,
dadme solamente tres,
como los que Diana guerrera
le. dio a Febo su hermano
y la Aurora a su viejo…
Luego, retirad la boca,
y lejos, toda esquivez,
huid con pie bullicioso.

Como un toro por el prado
corre detrás de su amada,
así yo, lleno de ira,
correré, loco, tras vos,
y sujeta con fuerte mano
os retendré, de igual modo
que un águila al tembloroso pichón.
Entonces, fingiéndoos ruborosa
de darme los otros besos,
iniciaréis vos el gesto.

Pero en vano estaréis colgada
de mi cuello, esperando
(los ojos un poco bajos)
perdón de mi pecho herido.
Pues en lugar de seis he de pediros
más besos que estrellas nunca
tuviera el cielo; más que arena
se acumula en la orilla
arrastrada por el agua
cuando airada se estrella contra las rocas.

martes, 28 de enero de 2025

“Un día escribí su nombre entre la arena…”

 Edmund Spenser 

“Un día escribí su nombre entre la arena…”

 

Un día escribí su nombre entre la arena,
pero vinieron las olas y se lo llevaron;
de nuevo lo escribí por vez segunda,
pero llegó la marea y de mis penas hizo presa.

 

—Hombre vano —ella me dijo—, que en vano pretendes
inmortalizar así a una mortal criatura,
porque yo misma como esta he de arruinarme
y también mi nombre de igual modo ha de borrarse.

 

—No será así —dije yo—, deja que cosas más bajas cuenten
con volverse polvo, pero tú por la fama has de vivir:
mis versos tus virtudes raras habrán de hacer eternas,
y en los cielos escribir tu nombre glorioso.

 

Allí donde la muerte somete a todo el mundo,
vivirá nuestro amor, y renovará vida futura.

lunes, 27 de enero de 2025

"Soneto 19"

William Shakespeare


"Soneto 19"


Embota, voraz Tiempo, las garras del león,

y devore la tierra su dulzona progenie;

arranca los colmillos de la boca del tigre,

y sepulta al longevo fénix entre su sangre;

 

haz dichosas y aciagas edades a tu paso,

o lo que se te ocurra, Tiempo de pies veloces,

con este vasto mundo de deleites efímeros…

Mas un nefando crimen hay que yo te prohíbo:

 

no entalles con tus horas la frente de mi amada,

ni rayas allí traces con tu péñola antigua;

déjala en tu corriente durar incorruptible

para ser el modelo de las hembras futuras.

 

O bien, no me obedezcas, Tiempo: pese a tu injuria,

mi amada en estos versos vivirá siempre joven.

 

domingo, 26 de enero de 2025

"Soneto 115"

 William Shakespeare

"Soneto 115"

Aquellas líneas que he escrito antes, mienten.
Incluso aquellas que dicen no poder amarte mejor,
Aunque entonces mi juicio no conocía las razones 
Por las que mi completa llama ardería luego, más clara.

 

Desestimé el Tiempo, cuyos millonarios accidentes 
Enredan promesas y cambian decretos reales,
Tiñen sagradas bellezas, liman afilados intentos
Y a las mentes firmes distraen en el curso de los eventos.

 

¡Ay de mí! ¿Por qué, temiendo la tiranía del tiempo, 
No pude yo decir entonces: —Ahora te amo mejor, 
Cuando estaba seguro en lo incierto, 
Coronado por el presente, dudando del resto?

 

El amor es un niño, entonces no podía yo decir eso,
¿Dar completa madurez a lo que aún debe crecer?

sábado, 25 de enero de 2025

"Sonet 18"

William Shakespeare

"Sonet 18"

https://www.youtube.com/watch?v=G20rEsW9MsU

 

Shall I compare thee to a summer's day? 

Thou art more lovely and more temperate: 

Rough winds do shake the darling buds of May, 

And summer's lease hath all too short a date: 

 

Sometime too hot the eye of heaven shines, 

And often is his gold complexion dimmed, 

And every fair from fair sometime declines, 

By chance, or nature's changing course untrimmed: 

 

But thy eternal summer shall not fade, 

Nor lose possession of that fair thou ow'st, 

Nor shall death brag thou wander'st in his shade, 

When in eternal lines to time thou grow'st, 

 

So long as men can breathe, or eyes can see, 

So long lives this, and this gives life to thee. 

 

Traducción al español

¿Serías como un día de verano? 

Tienes más calidez y más dulzura 

Ventisca bate el brote en mayo ufano 

y el arriendo estival apenas dura. 

 

El ojo celestial ardiente hoy brilla 

mas su dorada faz después se apaga. 

Así toda belleza se amancilla 

por voluble natura o suerte aciaga. 

 

Mas tu eterno verano mantendrás 

sin perder la belleza a ti debida 

y en la muerte sombría no errarás 

siempre que un verso eterno te dé vida. 

 

En tanto que ojos vean y hombre aliente 

Así esto vivirá y te hará viviente.

viernes, 24 de enero de 2025

“La pulga”

John Donne

La pulga” 

 

Observa, pues, esta pulga, y observa en ella

Cuán poco es lo que me niegas;

Primero me succionó a mí, y ahora a ti,

Y en esta pulga están mezcladas nuestras sangres;

Tú sabes que a esto no puede llamársele un pecado,

Ni una vergüenza, ni una pérdida de virginidad,

Sin embargo, ella goza antes de cortejar,

Y se hincha, bien alimentada, con una sangre compuesta de dos,

Y eso, ay, es más de lo que nosotros haríamos.

 

Oh, quédate, conserva tres vidas en una pulga,

Donde casi somos un matrimonio y aun más que eso;

Esta pulga es tú y yo, y éste

Es nuestro tálamo, y nuestro templo nupcial.

Aunque a los padres, y aun a ti, les pese, estamos unidos,

Y enclaustrados en estos muros de azabache.

Aunque el hábito te haga capaz de matarme

No permitas que a ese delito se agregue el suicidio,

Y el sacrilegio, tres pecados en un triple crimen.

 

¿Cruel e impaciente, has, pues,

Empurpurado tu uña con la sangre de la inocencia?

¿De qué pudo ser culpable esta pulga

Sino por la gota que succionó de ti?

Sin embargo, triunfas, y dices

Que no sientes que tú o yo seamos ahora más débiles;

Eso es verdad, aprende entonces qué falsos son los temores;

Cuando te entregues a mí se habrá perdido exactamente

Tanto honor como vida te sustrajo la muerte de esta pulga

jueves, 23 de enero de 2025

“En una gota de rocío”

 Andrew Marwell

“En una gota de rocío”

 

Contemplad cómo el rocío de Oriente, 

caído en el seno de la matina

en las rosas por el viento mecidas, 

(mas ignorando su nueva morada

Por esa región nativa tan clara,)

en su celda diminuta se envuelve; 

y en lo que su pequeño mundo abarca, 

como puede, su origen él retrata. 

¡Cuán queda la flor púrpura ofendida, 

apenas a rozarla se atreviera; 

mas, su vista hacia los cielos volviendo, 

brilla con una luz entristecida, 

que asemeja a una lágrima cayendo

porque hace mucho que dejó su esfera. 

Incesante rueda, mas inseguro, 

temblando, no vaya a volverse impuro; 

hasta que el sol de su pena se apiada

y, de nuevo, hacia el cielo lo exhala.

Así el alma, esa gota, ese fulgor

de la clara fuente el eterno día, 

(verse en la flor humana se podría)

añorando aún su altura anterior, 

rechaza hojas verdes y brotes tiernos, 

y, recobrando la luz que posee, 

expresa en su circular pensamiento

el alto cielo del que aquí carece. 

En qué tímida figura está herido, 

en todas las sendas cambia el sentido; 

así el rumbo del mundo va excluyendo

mas al día aceptando y recibiendo, 

oscuro abajo, allí iluminado, 

desdeñoso aquí, allí enamorado. 

¡Cuán fácil y libre de aquí partir, 

cuán raudo y cuán listo para subir!

Con solo solo moverse un punto hacia abajo, 

dobla hacia arriba todo en rededor. 

Cayó así del maná el sacro rocío, 

blanco y entero en tierra; corre, disuelto, 

a las glorias del poderoso sol.

miércoles, 22 de enero de 2025

"Se pierde la señal"

Joan Margarit

 

"Se pierde la señal"

 

De noche, en un pequeño aeropuerto,
ves un avión que va elevándose.
Se va perdiendo la señal.
Sin ninguna piedad por lo que has sido,
pues la piedad es demasiado efímera
no hay tiempo a construir nada sobre ella,
te sientes convencido de vivir,
aunque sin esperanzas, unos años
que son los más felices de tu vida.
Hay otra poesía, la habrá siempre,
como hay otra música. La de Beethoven sordo.
Cuando se pierde la señal.

martes, 21 de enero de 2025

“El jardín”

 Andrew Marwell

“El jardín”

 

Cuan en vano se enajenan los hombres
por alcanzar la palma, el roble o el laurel,
y así ver su incesante trabajo coronado
por un único árbol o un arbusto
cuya corta, estrecha y limitada sombra 
con discreción sus labores califica,
mientras aquí las flores y los árboles
entretejen las guirnaldas del reposo.

¡Aquí te he hallado, suavísima calma,
y a la Inocencia, tu querida hermana!
Equivocado, siempre te busqué
en la agitada compañía del hombre. 
Tus sacras plantas, al menos en la tierra,
prosperan sólo entre las plantas,
pues son casi rudas las personas 
con estas soledades deliciosas.

Jamás vio nadie un blanco, un rojo,
tan dulce como este verde seductor.
Tontos amantes, cual sus amadas crueles,
grabaron en los árboles sus nombres;
bien poco saben, ¡ay!, o se dan cuenta
de cuánto superan ellos su belleza.
Bellos árboles: si vuestros troncos llego a herir
sólo en ellos vuestros nombres se verían.

Agotada ya de la pasión la calentura
hace el amor aquí refugio sin igual. 
El dios que fue tras la mortal belleza 
también en árbol culminó la caza:
Apolo a Diana persiguió de tal manera 
para que sólo —ya laurel— medrar pudiera,
y en pos de Siringe se apresuró el dios Pan,
no tras la ninfa, sino por una flauta.

¡Qué mágica la vida que llevo aquí!
Rojas manzanas caen en torno a mí
y exquisitos racimos de las viñas
exprimen ricos vinos en mi boca. 
Melocotones y escogidos duraznos
a mis manos llegan presurosos,
y caigo, al tropezar, con los melones,
en la hierba, burlado por las flores.

Entretanto la mente, de bajos placeres 
se aparta y se asila en su felicidad:
la mente, océano donde cada especie 
no tarda en hallar su propio doble,
para luego crear, trascendiéndolo,
mil otros mundos y diversos mares,
reduciendo todo lo que existe
a un verde pensar bajo una sombra verde.

Aquí, al pie resbaloso de una fuente 
o en mohosas raíces de árboles frutales,
despojándose mi cuerpo de las ropas,
se desliza mi alma entre las ramas
y se posa como un ave, y canta,
y luego frota y peina sus plateadas alas
hasta que, presta para elevado vuelo,
sus plumas ondula la variada luz.

Así era aquel feliz jardín-estado
donde moraba el hombre solo: 
con ese sitio tan suave, tan puro, 
¿qué más ayuda podía necesitar?
Pero no fue su lote de mortal
el pasear solitario por sus sendas:
dos edenes —no uno— habrían sido
de vivir él a solas en el paraíso.

Qué bien trazó el hábil jardinero 
con flores y hierbas este nuevo reloj
donde el suavísimo sol en lo alto
corre a través del zodíaco oloroso,
y donde, al laborar la diligente abeja,
su tiempo, como nosotros, cuenta. 
¿Cómo, si no es con flores y con hierbas,
calcular tan dulces y tan sanas horas?

sábado, 18 de enero de 2025

“Dedica esta primera parte de sus Ocios a la dama por quien se escribió lo más della”

Bernardino de Rebolledo

Dedica esta primera parte de sus Ocios a la dama por quien se escribió lo más della


1

Estos suspiros, Lisi, estos acentos,
desnudos de arte, de dolor vestidos,
lisonjas debían de ser de tus oídos,
puesto que indicio son de mis tormentos


5

Mas a mover digna piedad atentos,
no bien fueron del alma despedidos
cuando vuelven a ser, por desvalidos,
querelloso embarazo de los vientos.

Segunda vez a ti se han atrevido;

10

si no fueren del todo despreciados,
en fe de haver tal dueño merecido,

del tiempo vivirán previlegiados,
venciendo, ya qu'el tuyo no han podido,
el olvido a qu'estaban condenados.

viernes, 17 de enero de 2025

“Tenéis, señora, en la graciosa boca”

 María de Zayas y Sotomayor (atribuido)

“Tenéis, señora, en la graciosa boca”


Tenéis, señora, en la graciosa boca
tan bella y soberana compostura,
que es de mi alma la mayor cordura
vivir por ella rematada y loca.

 

¡Mil veces dichosísimo quien toca
lugar tan bello y goza su dulzura!,
pues a mí la paciencia y la cordura
con sólo contemplarlo se me apoca;

y es esto en tanto extremo, que, aunque el hombre

que en una cosa honesta, santa o bella

pone la boca tiene infame nombre,

vuestra boca me obliga a apetecella;
de suerte que, aunque cobre este renombre,
yo quisiera poner mi boca en ella.

 

jueves, 16 de enero de 2025

“Toma tu acero cortador”

 María de Zayas y Sotomayor

“Toma tu acero cortador”


1 Toma tu acero cortador, no seas
causa de algún exceso inadvertido,
que puede ser, Salicio, que sea Dido,
si por mi mal quisieses ser Eneas.

5 Cualquiera atrevimiento es bien que creas
de un pecho amante a tu valor rendido,
muy cerca está de ingrato el que es querido;
llévale, ingrato, si mi bien deseas.


Si a cualquiera rigor de aquestos ojos

10 te lloro Eneas y me temo Elisa,
quítame la ocasión de darme muerte,

que quieres la vida por despojos.
Que me mates de amor, mi amor te avisa:
tú ganarás honor, yo dulce suerte.

miércoles, 15 de enero de 2025

“A pesar de la fortuna”

 María de Zayas y Sotomayor

“A pesar de la fortuna”


1 A pesar de la Fortuna,
que su vista me quitó,
sin ser Aurora, en mis brazos
ayer Febo amaneció.


5 Vertiendo risa en las flores
con su divino esplendor,
dando perlas a las fuentes,
lustre, ser y admiración.
¿Quién vio, entre celajes rojos,

10 salir gobernando el Sol
los flamígeros caballos
que descompuso Faetón?
¿Quién vio decretar a Jove
el castigo que se dio

15 al mozo mal entendido
que por soberbio cayó?
¿Y quién vió al sabio Mercurio
adormecer al pastor
que velaba con cien ojos

20 a la desdichada Io?
¿Quién vio sujetando a Marte,
con su extremado valor,
las belicosas escuadras
de quien es dueño y señor?

25 ¿Quién le vio rendir a Venus
la soberbia condición,
animoso entre soldados,
tierno tratando de amor?
¿Quién vio conquistando al mundo

30 aquel magno emperador
que alcanzó en el tanto monta,
glorias, título y blasón?
¿Quién vio vencer imposibles
aquel mozo que abrasó

35 por castigar su flaqueza
su brazo con tal valor?
Así, selvas, a mis ojos
un bello sol ofreció,
y de haberle visto, selvas,

40 mi dicha alabando estoy.
Envídieme la Fortuna,
si oriente soy de tal sol,
siendo diamante que alcanzo
a sus rayos más valor.

45 Mas ¡ay! que tal favor
en sueños la Fortuna me ofreció;
porque nunca mi amor,
si no es durmiendo, aquesto mereció.

martes, 14 de enero de 2025

Un corazón de araña al sol secado”

 María de Zayas y Sotomayor

"Un corazón de araña al sol secado”


1 Un corazón de araña al sol secado,
y sacado en creciente de la luna;
tres vueltas de la rueda de Fortuna,
cuando tenga un dichoso levantado;


5 ha de estar todo aquesto preparado
con el licor de aquella gran laguna,
donde, por ser Salmacis importuna,
fue Troco en Hermafrodita trocado;

en sangre de Anteón muy bien cocido,

10 revuelto en quejas de los ruiseñores,
y entre pelos de ranas conservado.

Cuando un amante esté muy afligido,
sahume con aquesto a sus amores,
que será de sus penas remediado.

 

lunes, 13 de enero de 2025

“¿Quién pensara que mi amor?”

 María de Zayas y Sotomayor

¿Quién pensara que mi amor?

1

¿Quién pensara que mi amor,
escarmentado en mis males,
cansado de mis desdichas,
no hubiera muerto cobarde?

5

¿Quién le vio escapar huyendo
de ingratitudes tan grandes
que crea que en nuevas penas
vuelva de nuevo a enlazarme?
¡Malhayan de mis finezas

10

tan descubiertas verdades,
y malhaya quien llamó
a las mujeres mudables!
Cuando de tus sinrazones
pudiera, Celio, quejarme

15

quiere Amor que no te olvide,
quiere Amor que más te ame.
Desde que sale la aurora,
hasta que el sol va a bañarse
al mar de las playas Indias,

20

lloro firme y siento amante;
vuelve a salir y me halla
repasando mis pesares,
sintiendo tus sinrazones,
llorando tus libertades.

25

Bien conozco que me canso
sufriendo penas en balde,
que lágrimas en ausencia
cuestan mucho y poco valen.
Vine a estos montes huyendo

30

de que ingrato me maltrates,
pero más firme te adoro,
que en mí es sustento el amarte.
De tu vista me libré,
pero no pude librarme

35

de un pensamiento enemigo,
de una voluntad constante.
¿Quién vio cercado castillo?,
¿quién vio combatida nave?,
¿quién vio cautivo en Argel

40

tal estoy y sin mudarme.
Mas, pues te elegí por dueño,
¡matadme, penas, matadme!,
pues por lo menos dirán:
"Murió, pero sin mudarse".

45

¡Ay bien sentidos males!,
poderosos seréis para matarme,
mas no podréis hacer que amor se acabe.

domingo, 12 de enero de 2025

“A una dama que hilaba”

 Lope de Vega

A una dama que hilaba


Estos suspiros, Lisi, estos acentos,
desnudos de arte, de dolor vestidos,
lisonjas debían de ser de tus oídos,
puesto que indicio son de mis tormentos


Mas a mover digna piedad atentos,
no bien fueron del alma despedidos
cuando vuelven a ser, por desvalidos,
querelloso embarazo de los vientos.

Segunda vez a ti se han atrevido;

si no fueren del todo despreciados,

en fe de haver tal dueño merecido,

del tiempo vivirán previlegiados,
venciendo, ya qu'el tuyo no han podido,
el olvido a qu'estaban condenados.


domingo, 5 de enero de 2025

“El barco ebrio”

 Arthur Rimabud

“El barco ebrio”

 

Yo sentí al descender los impasibles Ríos
que ya no me sirgaban mis conductores rudos;
de blanco a pieles-rojas chillones y bravíos
sirvieron en los postes, clavados y desnudos.

 

Por las tripulaciones nunca tuve interés
y cuando terminó la cruel algarabía,
a mí, barco de trigo y de algodón inglés,
me dejaron los Ríos ir adonde quería.

 

Bogué en un cabrilleante furor de marejadas
más sordo e insensible que meollo de infantes
y las viejas Penínsulas por el mar desgajadas
no han sufrido vaivenes más recios y triunfantes.

 

La tempestad bendijo mi despertar marino.
Diez noches he bailado más leve que un tapón
sobre olas que a las víctimas abrían el camino,
sin lamentar la necia mirada de un farón.

 

Cual para el niño poma modorra, regodeo
fue para el agua verde este casco de pino;
dispersando el timón y perdiendo el arpeo
me lavó de inmundicias y de manchas de vino.

 

Desde entonces me baña el poema del mar
lactascente, infundido de astros; muchas veces,
devorando lo azul, en él se va pasar
un pensativo ahogado de turbias palideces.

 

Algo tiñe la azul inmensidad y delira
en ritmos lentos, bajo el diurno resplandor.
Más fuerte que el alcohol, más vasta que una lira
fermenta la amargura de las pecas de amor.

 

He visto las resacas, la tormenta sonora,
las corrientes, las mangas -y de todo sé el nombre-;
cual vuelo de palomas a la exaltada aurora,
y alguna vez he visto lo que cree ver el hombre.

 

Yo he visto al sol manchado de místicos horrores,
alumbrando cuajados violáceos sedimentos.
Cual en dramas remotos los reflujos actores
lanzaban en un vuelo sus estremecimientos.

 

Soñé en la noche verde de espuma y nieve ahita
-en los ojos del mar, lentos besos de amor-
y en la circulación de la savia inaudita
que arrastra áureo y azul, al fósforo cantor.

 

Asaltando arrecifes, un mes tras otro mes,
seguí a la marejada histérica y vesánica,
sin creer que las Marías con sus fúlgidos pies
cortaran el resuello a la jeta oceánica.

 

¡No sabéis… ! Dí con muchas increíbles Floridas,
con ojos de panteras y con pieles humanas
mezclábanse arcos-iris, tendidos como bridas,
al rebaño marino de las verdosas lanas.

 

He visto fermentar las enormes lagunas
en cuyas espadañas se pudre un Leviathán
y he visto, con bonanza, desplomándose algunas
cataratas remotas que a los abismos van…

 

Vi el sol de plata, el nácar del mar, el cielo ardiente,
horrores encallados en las pardas bahías
y mucha retorcida y gigante serpiente
cayendo de los árboles, con fragancias sombrías.

 

Quisiera yo enseñar a un niño esas doradas
de la onda azul. pescados cantores, rutilantes…
Me bandijo la espuma al salir de las radas
y el inefable viento me elevó por instantes…

 

Fui mártir de los polos y las zonas hastiado,
el sollozo del mar dulcificó mi arfada;
con flores amarillas ventosas fui obsequiado,
y me quedé como una mujer arrodillada.

 

Igual que una península llevaba las disputas
y el fimo de chillonas aves de ojos melados,
y mientras yo bogaba, de entre jarcias enjutas
bajaban a dormir, de espaldas, los ahogados.

 

Y yo, barco perdido entre la cabellera
de ensenadas, al éter echado por la racha,
no merecí el remolque de anseáticas veleras
ni de los monitores, nave de agua borracha.

 

Humeante, libre, ornado de neblinas violetas
segué el cielo rojizo con brío de segur
llevando -almíbar grato a los buenos poetas-
mis líquenes de sol y mis mocos de azur.

 

Las lúnulas eléctricas me fueron recubriendo,
almadía, escoltada por negros hipocampos.
Las ardientes canículas golpearon abatiendo
en trombas, a los cielos de ultramarinos lampos.

 

Yo que temblé al oír a través latitudes
el rugir de los Behemots y los Maelstroms en celo,
eterno navegante de azuladas quietudes,
por los muelles de Europa ahora estoy sin consuelo.

 

Yo vi los archipiélagos siderales que el hondo
y delirante cielo abren al bogador.
¿Te recoges tú y duermes en las noches sin fondo,
millón de aves de oro, venidero Vigor?

 

El acre amor me ha henchido de embriagador letargo.
Lloré mucho. Las albas son siempre lacerantes.
Toda luna es atroz y todo sol amargo.
¡Que se rompa mi quilla y vaya al mar cuanto antes!

 

Si yo ansío algún agua de Europa es la del charco
negro y frío en el cual, al caer la tarde rosa,
en cuclillas y triste, un niño suelta un barco
endeble y delicado como una mariposa.

 

Ya nunca más podré, olas acariciantes,
aventajar a otros transportes de algodón,
ni cruzando el orgullo de banderas flameantes
nadar junto a los ojos horribles de un pontón.

 

Poema original en francés: «Le bateau ivre»

 

Comme je descendais des Fleuves impassibles,
Je ne me sentis plus guidé par les haleurs :
Des Peaux-Rouges criards les avaient pris pour cibles,
Les ayant cloués nus aux poteaux de couleurs.

 

J’étais insoucieux de tous les équipages,
Porteur de blés flamands ou de cotons anglais.
Quand avec mes haleurs ont fini ces tapages,
Les Fleuves m’ont laissé descendre où je voulais.

 

Dans les clapotements furieux des marées,
Moi, l’autre hiver, plus sourd que les cerveaux d’enfants,
Je courus ! Et les Péninsules démarrées
N’ont pas subi tohu-bohus plus triomphants.

 

La tempête a béni mes éveils maritimes.
Plus léger qu’un bouchon j’ai dansé sur les flots
Qu’on appelle rouleurs éternels de victimes,
Dix nuits, sans regretter l’oeil niais des falots !

 

Plus douce qu’aux enfants la chair des pommes sûres,
L’eau verte pénétra ma coque de sapin
Et des taches de vins bleus et des vomissures
Me lava, dispersant gouvernail et grappin.

 

Et dès lors, je me suis baigné dans le Poème
De la Mer, infusé d’astres, et lactescent,
Dévorant les azurs verts ; où, flottaison blême
Et ravie, un noyé pensif parfois descend ;

 

Où, teignant tout à coup les bleuités, délires
Et rhythmes lents sous les rutilements du jour,
Plus fortes que l’alcool, plus vastes que nos lyres,
Fermentent les rousseurs amères de l’amour !

 

Je sais les cieux crevant en éclairs, et les trombes
Et les ressacs et les courants : je sais le soir,
L’Aube exaltée ainsi qu’un peuple de colombes,
Et j’ai vu quelquefois ce que l’homme a cru voir !

 

J’ai vu le soleil bas, taché d’horreurs mystiques,
Illuminant de longs figements violets,
Pareils à des acteurs de drames très antiques
Les flots roulant au loin leurs frissons de volets !

 

J’ai rêvé la nuit verte aux neiges éblouies,
Baiser montant aux yeux des mers avec lenteurs,
La circulation des sèves inouïes,
Et l’éveil jaune et bleu des phosphores chanteurs !

 

J’ai suivi, des mois pleins, pareille aux vacheries
Hystériques, la houle à l’assaut des récifs,
Sans songer que les pieds lumineux des Maries
Pussent forcer le mufle aux Océans poussifs !

 

J’ai heurté, savez-vous, d’incroyables Florides
Mêlant aux fleurs des yeux de panthères à peaux
D’hommes ! Des arcs-en-ciel tendus comme des brides
Sous l’horizon des mers, à de glauques troupeaux !

 

J’ai vu fermenter les marais énormes, nasses
Où pourrit dans les joncs tout un Léviathan !
Des écroulements d’eaux au milieu des bonaces,
Et les lointains vers les gouffres cataractant !

 

Glaciers, soleils d’argent, flots nacreux, cieux de braises !
Échouages hideux au fond des golfes bruns
Où les serpents géants dévorés des punaises
Choient, des arbres tordus, avec de noirs parfums !

 

J’aurais voulu montrer aux enfants ces dorades
Du flot bleu, ces poissons d’or, ces poissons chantants.
– Des écumes de fleurs ont bercé mes dérades
Et d’ineffables vents m’ont ailé par instants.

 

Parfois, martyr lassé des pôles et des zones,
La mer dont le sanglot faisait mon roulis doux
Montait vers moi ses fleurs d’ombre aux ventouses jaunes
Et je restais, ainsi qu’une femme à genoux…

 

Presque île, ballottant sur mes bords les querelles
Et les fientes d’oiseaux clabaudeurs aux yeux blonds.
Et je voguais, lorsqu’à travers mes liens frêles
Des noyés descendaient dormir, à reculons !

 

Or moi, bateau perdu sous les cheveux des anses,
Jeté par l’ouragan dans l’éther sans oiseau,
Moi dont les Monitors et les voiliers des Hanses
N’auraient pas repêché la carcasse ivre d’eau ;

 

Libre, fumant, monté de brumes violettes,
Moi qui trouais le ciel rougeoyant comme un mur
Qui porte, confiture exquise aux bons poètes,
Des lichens de soleil et des morves d’azur ;

 

Qui courais, taché de lunules électriques,
Planche folle, escorté des hippocampes noirs,
Quand les juillets faisaient crouler à coups de triques
Les cieux ultramarins aux ardents entonnoirs ;

 

Moi qui tremblais, sentant geindre à cinquante lieues
Le rut des Béhémots et les Maelstroms épais,
Fileur éternel des immobilités bleues,
Je regrette l’Europe aux anciens parapets !

 

J’ai vu des archipels sidéraux ! et des îles
Dont les cieux délirants sont ouverts au vogueur :
– Est-ce en ces nuits sans fonds que tu dors et t’exiles,
Million d’oiseaux d’or, ô future Vigueur ?

 

Mais, vrai, j’ai trop pleuré ! Les Aubes sont navrantes.
Toute lune est atroce et tout soleil amer :
L’âcre amour m’a gonflé de torpeurs enivrantes.
Ô que ma quille éclate ! Ô que j’aille à la mer !

 

Si je désire une eau d’Europe, c’est la flache
Noire et froide où vers le crépuscule embaumé
Un enfant accroupi plein de tristesse, lâche
Un bateau frêle comme un papillon de mai.

 

Je ne puis plus, baigné de vos langueurs, ô lames,
Enlever leur sillage aux porteurs de cotons,
Ni traverser l’orgueil des drapeaux et des flammes,
Ni nager sous les yeux horribles des pontons.